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Reportaje:

Ucrania desvela los secretos de la URSS

Kiev abre los archivos de la época soviética a los investigadores y al público

Pilar Bonet

El Servicio de Seguridad de Ucrania (SSU) ha abierto los archivos de la época soviética al público nacional y extranjero, investigadores o curiosos sin más, que pueden acudir sin trámites a 26 centros de lectura electrónica ubicados en otras tantas ciudades del país.

"Ucrania se está transformando en una meca para los especialistas en la URSS, que vienen a trabajar aquí en vista de que los archivos en Rusia se han cerrado o son cada vez más inaccesibles", afirma Volodymir Viatrovych, el director del archivo estatal del SSU. Entre los historiadores hay también rusos con problemas de acceso a sus propios archivos, puntualiza.

En el centro de lectura electrónica de Kiev, Viatrovych muestra en la pantalla de un ordenador el índice de miles de documentos escaneados. Van de 1919 a 1991 y, entre otros temas, se refieren a la consolidación del poder soviético, la gran hambruna (holodomor, 1932-33), la II Guerra Mundial y el sistema represivo, comenzando con la Cheka y acabando con el KGB. También están los documentos de las organizaciones contra las que luchaban estos órganos, desde las nacionalistas hasta las democratizadoras.

Historiadores rusos acuden a ellos por el difícil acceso a sus propias fuentes
Los documentos van de 1919 a 1991, y abarcan desde la hambruna al KGB

El centro de lectura de Kiev se abrió en otoño de 2008, pero su trabajo se sistematizó, según Viatrovych, tras el decreto del presidente Víctor Yúshenko de enero pasado para impulsar la desclasificación de documentos y dar prioridad a temas como "represión política, hambruna y movimiento de liberación".

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La desclasificación se ha acelerado, a contrapelo con la legislación vigente, "orientada hacia un trabajo más lento". Por ahora, Viatrovych lidia con decenas de miles de documentos, pero "tenemos 800.000 tomos que deben ser desclasificados y eso sólo del SSU. Además, están los del Ministerio del Interior y los del espionaje".

El SSU ha creado un grupo de trabajo interno formado por especialistas de los mismos servicios. Este núcleo colabora con un "grupo de historiadores que marca las directrices sobre los temas con especial importancia social", señala. El 90% de los documentos sobre el holodomor han sido ya desclasificados, dice Viatrovych. "Puede que se encuentren más en los archivos de provincias, que son bastante caóticos, porque no fueron creados para los investigadores sino para la persecución y el exterminio de los adversarios del régimen", explica.

Las "lagunas" existentes son más grandes en los últimos años de la URSS, señala, y precisa que cuando el KGB dio orden de destruir documentos en 1990, los funcionarios "empezaron por hacer desaparecer lo que les afectaba a ellos y sus agentes".

El archivo que dirige Viatrovych colabora con instituciones semejantes en Polonia, República Checa y Lituania. Con los archivos del Servicio Federal de Seguridad (SFS) de Rusia la cooperación es limitada. "Esta primavera le propusimos al SFS un acuerdo de colaboración como el que tenemos con los polacos o los checos, para intercambiar experiencia de desclasificación y copias y también hacer publicaciones conjuntas. Nos contestaron que consideran suficientes los acuerdos existentes entre ambos servicios de seguridad", explica.

"No imponemos ninguna interpretación de la historia", exclama, y califica de "casi cómica" la relación entre los archivos ucranios y rusos. "Nosotros desclasificamos documentos sobre uno u otro tema, e inmediatamente, como respuesta, los rusos desclasifican otros que indican otra cosa".

Abordando su materia desde una perspectiva de "misión" nacional, Viatrovych dice haber encontrado "muchos documentos interesantes sobre las operaciones llevadas a cabo [por los órganos de seguridad soviéticos] para comprometer a activistas del movimiento nacional ucranio y hacerlos aparecer como colaboracionistas con los nazis, antisemitas y héroes negativos". "Ucrania continúa el trabajo de desenmascaramiento del régimen estalinista que iba en paralelo al proceso de democratización a fines de los ochenta en la URSS. En los noventa, Rusia juzgaba el totalitarismo e iba a la cabeza del proceso de desclasificación y publicación de documentos, pero ahora Rusia ha dado marcha atrás, mientras Ucrania ha recibido un nuevo impulso", opina.

"Comparto la opinión de que una parte de los materiales se sacaron de Ucrania en 1990 y 1991 y puede que estén en Rusia. Una prueba indirecta es que el último dirigente del KGB de Ucrania, Nikolái Golushko, se convirtió en jefe del SFS de Rusia".

Una víctima de las hambrunas padecidas en Ucrania en los años treinta, en una imagen usada por la propaganda alemana en 1941 y 1942.
Una víctima de las hambrunas padecidas en Ucrania en los años treinta, en una imagen usada por la propaganda alemana en 1941 y 1942.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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