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Varios conflictos sociales y una huelga general acosan al Gobierno boliviano

Una de las protestas se salda con dos víctimas mortales y decenas de heridos

La huelga general indefinida promovida por la Central Obrera Boliviana (COB) para pedir al presidente del país, Evo Morales, una mejora salarial comenzó ayer con escaso apoyo, después de que el Gobierno abrió negociaciones con varios de los sindicatos más combativos. Unos trescientos dirigentes sindicales iniciaron una caminata desde Caracollo hasta la ciudad de La Paz, distantes entre sí 150 kilómetros, para respaldar el paro de los trabajadores de 39 gremios para exigir un incremento salarial mucho mayor al 5% decretado por el Gobierno.

Evo Morales tiene varios frentes de conflicto social abiertos. Además de esta primera huelga general indefinida de la COB, su postergada oferta de instalar una planta de cítricos en Caranavi causó durante el fin de semana una revuelta que se saldó con dos muertos, 21 heridos y algunos desaparecidos. Morales afronta también el descontento de la oposición ante la distorsionada asignación de escaños en las asambleas legislativas departamentales, que ha dado una mayoría de dos tercios al gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS), cuando le correspondía entre el 40% y el 60% de los mismos. Militantes de varios partidos suspendieron su huelga de hambre el sábado y sus dirigentes decidieron acudir a los tribunales para reclamar justicia.

En relación con la huelga general, el ministro de la Presidencia, Óscar Coca, anunció algunos acuerdos básicos sobre la nueva legislación laboral, pero no se refirió al aumento salarial, que para otros ministros es un asunto cerrado e inapelable.

"No descartamos mantener el diálogo [con el Gobierno] que empezó el viernes y duró hasta esta madrugada [ayer]", declaró a la radio Erbol el máximo líder de la COB, Pedro Montes, mientras que lamenta que haya "todavía algunos ministros que demuestran su terca manera de pensar".

Los avances en el diálogo se analizarán durante la caminata, anunció Montes, prácticamente obligado por sus bases a poner a la mayor organización sindical en contra del Gobierno, desde que en 2006 se sumó militantemente al proceso de cambio liderado por Morales.

La huelga indefinida no tiene el apoyo de la Confederación de Campesinos, ni de los sindicatos cocaleros -ambos dirigidos por militantes del MAS-, ni de la Confederación de Chóferes del transporte público, porque no pertenecen a la COB.

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La caminata "es para reivindicar derechos de los trabajadores. Aquí no hay infiltrados de la derecha. Nada de eso. Es una marcha reivindicativa grande", aseguró el secretario de la Central Obrera de Oruro, Jaime Solares, quien rechazó las denuncias del vicepresidente, Álvaro García Linera, sobre una presunta conspiración de los contrarrevolucionarios y agentes del imperialismo infiltrados en el sindicalismo boliviano.

Dos muertos

El ministro del Interior y ex activista de derechos humanos, Sacha Llorenti, denunció también la existencia de grupos armados "minoritarios pero efectivos", cuya actividad se investiga en los sangrientos incidentes de Caranavi con un saldo de dos muertos por bala durante los enfrentamientos y otros dos fallecidos como consecuencia indirecta de los bloqueos: la falta de combustible impidió que las ambulancias pudiesen trasladar a las dos víctimas a centros médicos para recibir auxilio.

Llorenti, que consideró las muertes como "una frustración irremediable", aseguró a los familiares de las víctimas que el Gobierno no descansará hasta castigar a quienes apretaron el gatillo y a quienes urdieron y financiaron los bloqueos en Caranavi. Los pobladores exigen al Gobierno que cumpla la promesa del presidente Morales de instalar una planta de cítricos en Caranavi.

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