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Europa convulsa

Wall Street pide soluciones a Europa

Si la economía del Viejo Continente no sale a flote se frenará el crecimiento de EE UU - Las inversiones europeas suponen 3,6 millones de empleos

El sistema financiero global funciona en dos direcciones. El colapso de Lehman Brothers hace tres años desencadenó la mayor ola de pánico en décadas y arrastró a la economía global a la recesión. Los problemas que afronta ahora Europa podrían provocar algo similar si no se resuelven pronto y frustrar la lenta recuperación de la última crisis en EE UU.

Esa es la lectura que se hace en Wall Street y en Washington de las noticias que llegan de su gran socio comercial y aliado. Eventos que se siguen con "preocupación" y, sobre todo, con "frustración", como dijo a comienzos de mes el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. El jefe del banco central fue rotundo: EE UU no escapará de las consecuencias de un reventón.

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La crisis fiscal de Europa se ve, de momento, como el "mayor riesgo" para la recuperación, en palabras del jefe de la autoridad monetaria. Y eso le obligó a recortar un punto sus previsiones de crecimiento (un 1,65% para 2011) y elevar las de paro (9,1%). A renglón seguido, dejó claro que hará "lo que sea necesario" para proteger la economía y el empleo "si las cosas empeoran".

Estados Unidos y Europa son, de lejos, los mayores socios, con unos intercambios en comercio, inversiones y ventas a través de filiales que superan los 4,3 billones de dólares, según la Cámara de Comercio. El efecto más inmediato de la crisis, por tanto, es una pérdida de la confianza del inversor y, por extensión, de las empresas que operan en las dos orillas del Atlántico.

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Peter Rashish, vicepresidente responsable del departamento para Europa, dijo hace un mes ante el Capitolio que la economía de EE UU está "íntimamente entrelazada a la suerte de la Unión Europea y de la zona euro". Y puso como ejemplo los 3,6 millones de empleos que apoyan las inversiones europeas en EE UU.

El 14% de los ingresos de las 500 mayores empresas de EE UU se generan en Europa. El Bureau of Economic Analysis estima que Europa compra un 22% de las exportaciones estadounidenses. El debilitamiento del euro las encarece y el tráfico caería si Europa sufre una recesión severa. Si la contracción es global, EE UU se verá afectado además a través de otros países.

"Por este alto nivel de integración, o nadamos juntos o nos hundimos juntos", remachó Rashish. Bernanke, sin embargo, también dijo en su última intervención ante el Congreso de EE UU que es difícil predecir aún el impacto de la crisis. Goldman Sachs, por el contrario, calcula que la desaceleración europea puede restar un punto al crecimiento en EE UU.

El gran punto de incertidumbre está en las finanzas. Y ahí la crisis del euro se cobró ya una víctima, lo que dio más visibilidad al problema. MF Global, la firma de corretaje, se declaró en suspensión de pagos hace un mes, incapaz de soportar las pérdidas en bonos de países como España, Italia, Grecia y Portugal.

Es una firma pequeña, comparada con Goldman Sachs, Morgan Stanley, Citigroup o JP Morgan. El impacto en estos gigantes se considera, de momento, limitado. Pero el contagio es posible si la crisis se extiende de la periferia al corazón del euro, donde están más expuestos.

El miedo al colapso de un país de la zona euro y, como consecuencia, de sus bancos, reduce los préstamos y seca la liquidez en el mercado, porque hay desconfianza plena hacia quién va a pagar las deudas. Los datos de la Fed ya muestran que las entidades están dando un "apretón" a las condiciones bajo las que prestan dinero empresas expuestas a Europa.

"Aquí somos transeúntes inocentes", insiste Bernanke. Las discusiones de la Fed y del Tesoro con sus socios son "constantes". "Unas veces nos escuchan, otras no", admitió tras la última reunión de la Fed. La semana pasada anunció que en enero someterá a sus seis grandes bancos a pruebas de resistencia que reflejen una crisis severa en Europa.

Pero EE UU, como Europa, también tiene un serio problema con sus finanzas públicas que, combinado con el circo político en Washington, llevó ayer a la agencia de calificación Fitch a rebajar la perspectiva de la nota de la triple A de estable a negativa por el elevado déficit público y la falta de acuerdo político para tomar medias que lo reduzcan.

Manifestación contra Wall Street en un parque frente al Ayuntamiento de Los Ángeles.
Manifestación contra Wall Street en un parque frente al Ayuntamiento de Los Ángeles.JASON REDMOND (AP)

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