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Yves Bertrand o del sexo y las mentiras en el espionaje

Sarkozy y otros políticos franceses se querellan contra el ex jefedel servicio secreto de la policía

El poder ajusta cuentas con los que le han vigilado. Yves Bertrand, que durante 12 años dirigió los Renseignements Généraux (Servicios de Información de la Policía francesa, conocidos popularmente por sus siglas RG), se encuentra ahora en el ojo del huracán. Una investigación judicial ha permitido sacar a la luz las pequeñas libretas de espiral en las que la gran oreja de Francia anotaba todos los datos y rumores sobre la vida sexual, las orientaciones religiosas o situaciones comprometedoras de muchas personas, incluidos primeros ministros y otros políticos.

Un semanario ha publicado extractos de los cuadernos del antiguo espía

Hace dos semanas, el semanario Le Point publicaba párrafos escogidos de las notas del ex jefe del espionaje policial, en las que aparecen desde el ex presidente Valéry Giscard d'Estaing, por supuesta recepción de dinero del programa de la ONU Petróleo por Alimentos en Irak, hasta el actual presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Khan, de quien se indica cuánto cobró, cuando ejercía de abogado, por hacer un informe indebido para una empresa.

Figuran también informaciones sorprendentes, realmente cogidas por los pelos, pero que permiten hacerse una idea de la inmensa capacidad de este personaje para poner basura en el ventilador. Por ejemplo, una nota detalla escuetamente que la pareja formada por el primer secretario del Partido Socialista, François Hollande, y su compañera de entonces, Ségolène Royal, habían alquilado un barco en verano que "en una ocasión, había sido utilizado por un club de intercambio de parejas". Los que figuran en estos listados, y otros que sospechan de la posibilidad de estar en ellos, han puesto el grito en el cielo. El presidente de la República, Nicolas Sarkozy, ha demandado ante los tribunales al ex jefe del servicio de información policial. Uno de los ex ministros del Interior, Charles Pasqua, ha anunciado que le perseguirá, lo mismo que el diputado socialista Arnaud Montebourg. Y el ex primer ministro socialista Lionel Jospin, también aludido por Bertrand, ha manifestado su indignación y ha señalado a quien él considera el auténtico culpable: Jacques Chirac, anterior presidente de la República, mentor del policía Yves Bertrand.

Los franceses, sin embargo, no se sorprenden tanto de la capacidad de los RG, la auténtica policía política del Estado francés desde su creación, en 1911, hasta que en junio pasado desapareció como tal, al fusionarse, por orden del Gobierno, con otros servicios de información del Estado. Tal fusión ha acarreado también la prohibición de que los servicios de información continúen funcionando por el procedimiento de "notas anónimas", que era lo que hacían los RG: los jefes se enteraban de todo a través de papeles redactados sin membrete ni firma.

Los RG nacieron no sólo de la tradición de intriga palaciega del rey Sol, sino del oscuro genio de Joseph Fouché, el histórico creador de la red de policía francesa bajo Napoleón, que logró mantener su poder durante la Revolución, bajo el Terror, en el Imperio e incluso con la Restauración. Yves Bertrand (Grasse, 1944) no ha llegado tan lejos como Fouché, pero dados los tiempos que le ha tocado vivir, podría comparársele con el estadounidense Edward G. Hoover, ex director del FBI.

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Durante 12 años, Bertrand trabajó bajo un jefe de Estado de izquierdas, François Mitterrand, y otro de derechas, Jacques Chirac. Después de sobrevivir a ocho sucesivos ministros del Interior, este hombre de facciones cortadas a cuchillo ha conocido los secretos más íntimos de sus compatriotas, husmeado entre las sábanas y hurgado en los bolsillos de los abrigos, escuchado los susurros de alcoba y anotado las conversaciones de negocios en los restaurantes.

Entró en los servicios de información en 1970, subió rápidamente en la jerarquía y, en 1992, todavía bajo la presidencia de Mitterrand, llegó a lo más alto. Ya nadie le movió de allí hasta que se jubiló en 2004, bajo la presidencia de Chirac. Su inmunidad se alargó aún cuatro años más, en los que incluso se permitió publicar un libro titulado Je ne sais rien... mais je dirai (presque) tout (No sé nada... pero lo diré casi todo), en el que, obviamente, no cuenta casi nada. Durante estos 12 años, Bertrand trabajó a las órdenes de hasta ocho ministros del Interior, conservadores y socialistas, a los que hábilmente puenteó con la aquiescencia del jefe del Estado. Todos, salvo uno, aparentemente: empieza a salir a la luz la relación privilegiada que mantuvo con Dominique de Villepin, tanto cuando éste ocupaba el Ministerio del Interior como el de Exteriores, y especialmente en lo que se refiere al famoso caso Clearstream: una falsa trama de corrupción con la que Chirac habría querido acabar con la carrera de Sarkozy.

En las libretas de Bertrand se recogen no sólo los rumores sobre la relación entre Sarkozy y su ex esposa Cécilia, sino acusaciones infundadas, como la que asegura que "Sarko se hace construir una villa cerca de Sartrouville y envía a empresas de Neuily [de donde era alcalde] en negro".

Según la demanda presentada por el abogado de Sarkozy, el presidente francés estima que Bertrand "ha comunicado a otros informaciones relativas a su vida privada" y que el contenido de los cuadernos "altera fraudulentamente la verdad con una indiscutible intención de hacer daño". Sarkozy sospecha que Bertrand se encargó de alimentar periódicamente el caso Clearstream y que formó parte de un gabinete negro orquestado por Dominique de Villepin bajo los auspicios de Chirac.

Bertrand se lava las manos y califica el contenido de sus libretas de "chismes y rumores". "Los destinatarios de mis notas", asegura, "eran el gabinete del ministro del Interior, Matignon

[la oficina del primer ministro] y el Elíseo". "La vida privada de una persona pública no es totalmente privada", señala. "No soy yo quien lo establece así, no es más que una de las misiones de los servicios de información".

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su predecesor en el cargo, Jacques Chirac, en marzo en París.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su predecesor en el cargo, Jacques Chirac, en marzo en París.AFP

Separación de Sarkozy, pesquisas sobre la familia de Jospin...

- En una anotación fechadael 27 de enero de 2003, Yves Bertrand mostraba un conocimiento detallado de la separación entre quien entonces era su ministro, Nicolas Sarkozy, y su esposa, Cécilia, "sobre un fondo de adulterio". La separación no se conocía, pero el jefe policial se había informado sobre la situación de Cécilia y Jacques Martin, su ex marido.

- El 15 de diciembre de 2000, Bertrand anota que el productor de cine Marin Karmitz ha pagado unos 50.000 francos a Noëlle Châtelet, hermana de Lionel Jospin, en aquel tiempo el primer ministro de Francia, por un guión que "no fue realizado, ni siquiera redactado". La información fue recogida en plena tensión política entre Jospin y Chirac.

- Otras notas de Yves Bertrand se refieren a la bisexualidad de un ministroy el consumo de cocaína o los problemas fiscales de otros.

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