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La crisis de Oriente Próximo

Las acusaciones de corrupción y la guerra de Líbano hunden la popularidad del primer ministro israelí

Tras su visita a China, el primer ministro israelí, Ehud Olmert aterrizó ayer en Tel Aviv, a una realidad mucho más dura, con una posible investigación policial por supuestos casos de corrupción y con nuevos sondeos que reflejan su espectacular caída popular.

Muy cuestionado por "la forma de dirigir" la guerra en el Líbano, con la mitad de sus ministros que le acusan "de actuar en solitario", sin una agenda política clara (no hay diálogo con los palestinos o con Siria), criticado por las familias de los tres soldados secuestrados y con una ola de corrupción que azota todos los estamentos del país, Olmert no se sorprendió al ver ayer la encuesta del diario Haaretz. Casi un año después de las elecciones, su partido Kadima cae en picado y de los actuales 29 escaños, si hoy hay comicios solo tendría 12. Los 17 escaños perdidos se van directamente al partido Likud y Beniamin Netanyahu, sería el nuevo primer ministro.

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Su índice de popularidad desciende vertiginosamente. Olmert goza sólo del 14 % de la confianza de los ciudadanos a diferencia del 51% que obtiene su compañera de partido y ministra de Exteriores, Tzipi Livni. El único consuelo de Olmert es que su rival laborista y responsable de Defensa, Amir Peretz, apenas alcanza el 10%.

Además, el primer ministro tiene a la directora de su oficina y secretaria personal en los últimos 30 años, Shula Zaken, bajo arresto domiciliario por su implicación en sobornos y fraude de los responsables de Hacienda. Por si no fuera poco, la policía israelí podría iniciar una investigación criminal contra Olmert, ante la sospecha de varios delitos como abuso de poder en la privatización del Banco Nacional o dudosas designaciones políticas. Seriamente debilitado, Olmert afronta la visita de la secretaria de Estado norteamericana, Condoleeza Rice, que llega hoy a Jerusalén.

Por otro lado, el ex presidente libanés Amin Gemayel, afirma en una entrevista al diario Maariv, efectuada en un hotel de Madrid, que los dos soldados secuestrados por el grupo chií Hezbolá hace exactamente seis meses, "están vivos". "Espero que pronto se solucione este caso". Un informe militar israelí, entregado hace unas semanas a Ehud Olmert, especificaba que "los dos soldados están vivos pero morirán si no reciben atención médica. Uno está en estado crítico y el otro grave".

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