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Los aliados políticos de Merkel en Baviera se derrumban en las urnas

Los socialcristianos pierden su histórica mayoría absoluta, según los sondeos

La Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera, partido hermano de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel, sufrió ayer su peor resultado en las elecciones bávaras de los últimos 50 años. Según los resultados oficiales provisionales, la CSU alcanzó ayer el 43,4% de los votos, 17 puntos menos que en 2003, y pierde la mayoría absoluta en el gran feudo conservador del país.

Los comicios de ayer son los primeros desde 1966 en los que la CSU no cumple su meta de obtener más del 50% de los votos y la primera vez, desde 1958, en la que pierde la mayoría absoluta de los escaños parlamentarios de Múnich. Los resultados preliminares le concedían 92 escaños de un Parlamento que tendrá 187 (la Cámara cuenta esta legislatura con siete diputados más que en la anterior, debido a los parlamentarios "excedentes" añadidos por el sistema de votación directa).

La última vez que la CSU quedó por debajo del 50% fue en 1966
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Los eternos opositores socialdemócratas del SPD bávaro obtuvieron un discreto 18,6%. Se ratifica en Baviera la tendencia a la baja de los grandes partidos y el auge de los pequeños en las elecciones de Alemania. Así, la plataforma electoral independiente Freie Wähler (FW), de tendencia conservadora con toques ecologistas, logró su primera representación parlamentaria con el 10,2% de los votos. Los Verdes obtuvieron el 9,4% y los liberales del FDP regresaron al Parlamento tras 18 años, con el 8%. Según los resultados, el partido La Izquierda se queda a las puertas del Landtag (Parlamento) bávaro con el 4,3% de los sufragios. Los dos grandes partidos se repartieron en 1982 el 90% de los votos; sin embargo, ayer sólo alcanzaron el 62%.

El pasado agosto, el primer ministro bávaro y candidato socialcristiano, Günther Beckstein, afirmó que "un bávaro decente vota a la CSU". Así parecen pensar buena parte de los habitantes de este antiguo reino y actual Estado libre asociado, que una y otra vez han confiado al partido su Gobierno. Hace cinco años, la CSU de Edmund Stoiber obtuvo el 60,7% de los votos y una mayoría de dos tercios en la Cámara. La misma desproporción se mide ahora en el descalabro sufrido ayer por sus sucesores en el partido.

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El 43,4% de los votos obtenidos por la CSU serían un resultado excelente para cualquier otro partido en la mayoría de las elecciones parlamentarias europeas. Pero en el entorno de la CSU se hablaba ayer de "debacle". Hacía décadas que los socialcristianos no se veían en la tesitura de cortejar a un partido menor para formar Gobierno. El presidente de la CSU, Erwin Huber, no se anduvo con medias tintas y habló de "día negro". En los medios, la palabra de la tarde fue "terremoto".

En Múnich, que celebra estas semanas la célebre fiesta cervecera Oktoberfest, los apoyos de la CSU nunca fueron tan firmes como en el resto del Estado. Durante la jornada de ayer no se vieron muchas colas ante los colegios electorales de la capital bávara. Algunos votantes socialdemócratas y de Los Verdes ya parecían prever a mediodía el desastre del partido gubernamental y proclamaban su alegría.

Dos hombres vestidos de forma tradicional bávara depositan su voto en las elecciones generales en un colegio de Bayrischzell.
Dos hombres vestidos de forma tradicional bávara depositan su voto en las elecciones generales en un colegio de Bayrischzell.AFP

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