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El antiguo líder guerrillero gana en Kosovo

Menos del 50% vota en la antesala de la declaración de independencia

Ramón Lobo

El antiguo líder del Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), Hasmim Thaçi, ha ganado las elecciones celebradas ayer en la todavía provincia serbia bajo administración de Naciones Unidas, en las que ha destacado una altísima abstención. Su Partido Democrático de Kosovo (PDK), creado por antiguos guerrilleros, obtendría el 35% de los votos, según la fiable Democracia en Acción, una coalición de ONG locales, sobre un muestreo del 10% de las mesas.

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Este resultado no le permitiría gobernar en solitario, pero de confirmarse representaría un gran impulso a sus indisimuladas aspiraciones de ser el primer ministro que declare la independencia. Tras depositar su voto, Thaçi prometió una ruptura "inmediata después del 10 de diciembre", fecha en la que concluye el último intento de negociación auspiciado por EE UU, Rusia y la UE.

En segundo lugar quedaría la Liga Democrática de Kosovo (LDK), formación creada por el difunto Ibrahim Rugova, el visionario que luchó durante décadas por la independencia. Sin su principal reclamo electoral, el LDK quedaría en un modesto 22%. Tercero sería el partido del magnate Bahgjet Pacolli, cuyo lema era "soy demasiado rico para ser corrompido", con un 12%. Otras dos formaciones, una escisión del LDK y la del ex primer ministro Ramush Haradinaj, que se encuentra en La Haya acusado de crímenes de guerra, obtendrían el 10%. Venton Surroi, que ha ejercido el papel de ministro de Exteriores, deberá conformarse con el 4%.

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Estos resultados favorecen la gran coalición entre el PDK de Thaçi y los herederos de Rugova (a la que quizá se sumaría Surroi). Es lo que desea EE UU y los países de la UE más favorables a la independencia: un Gobierno fuerte, amplio y representativo para conducir los primeros meses de una independencia que se presenta llena de nubarrones por la oposición de Rusia y de Serbia y la imposibilidad de vestirla de legalidad en el seno del Consejo de Seguridad.

Una de las decepciones de la jornada que transcurrió sin incidentes graves ha sido la escasa participación. La Organización para la Seguridad y la Coopera-ción en Europa (OSCE) informó que ésta oscila entre el 40% y el 45%. Aunque algunos achacan la apatía ciudadana al temporal de nieve, los expertos consideran que la clave es el hartazgo de una población que ha dejado de confiar en sus políticos y en la comunidad internacional, incapaces de concluir las negociaciones sobre el estatuto final y de poner en marcha una economía aún devastada por la guerra de 1998-1999.

En las zonas habitadas por serbios, el boicot decidido por Belgrado ha funcionado como una orden militar. Cualquier disidencia era considerada una traición. En Mitrovica y en las tres municipalidades del norte (donde viven 60.000 serbios), la participación fue cero. En los enclaves repartidos por el centro y sur de Kosovo, cuyos habitantes (120.000) serían las primeras víctimas en caso de un conflicto, apenas llegó al 1%. Eso demuestra que el papel de Serbia va a ser esencial en la solución pacífica del enredo del estatuto final.

Aunque los 26 partidos participantes en los comicios (generales, provinciales y municipales) se comprometieron a no convertir la independencia en un arma arrojadiza, todos han jugado con las fechas y las promesas de una rápida solución. "La gente demuestra ser mucho más inteligente que sus políticos porque sabe que el asunto no está en sus manos, sino que se juega en una partida mayor entre las superpotencias", asegura el periodista Miguen Kelmendi.

"Las instituciones de Kosovo no están preparadas para una independencia inmediatamente después del 10 de diciembre", asegura Lulzim Peci, director del Instituto Kosovar para la Investigación y Desarrollo Político, que prevé una dura negociación entre PDK y LDK. "Lo probable es que el nuevo Gobierno anuncie antes de dos meses, de acuerdo con Washington y la UE, la fecha de la independencia para antes de finales de marzo", añade.

Un albanokosovar vota en Malisevo, en el centro de Kosovo.
Un albanokosovar vota en Malisevo, en el centro de Kosovo.AFP

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