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Un ataque con gas tóxico a la hora punta en 16 estaciones del metro siembra el pánico en Tokio

Un misterioso atentado con sarín, un gas nervioso letal descubierto por los alemanes en la II Guerra Mundial, sembró ayer el pánico en el metro de Tokio durante la hora punta matinal y se cobró ocho vidas. Seiscientas personas más permanecen hospitalizadas y unas 4.700 han recibido tratamiento médico, sin que hasta el momento la policía haya encontrado ninguna pista sobre el motivo nadie había reivindicado anoche. La policía, sin emplear explícitamente la palabra "terrorismo", afirmo que se trata de una "acción premeditada para causar el mayor número posible de muertos".

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A las 8.17 de la mañana hora de Tokio (0.17 horas en España), dentro de la franja horaria de mayor congestión del metro, varios pasajeros de la estación de Tsukiji, en pleno centro de la capital, descendían de los trenes quejándose de irritación de ojos y ardor en la garganta. En la media hora siguiente se desató el pánico entre los usuarios de 16 estaciones diferentes pertenecientes a tres de las principales líneas de metro que atraviesan el centro de Tokio.Mientras los responsables del transporte metropolitano suspendían los servicios en esas líneas, los empleados de las diferentes estaciones se apresuraban a subir a la superficie a decenas de pasajeros desvanecidos. Otros, con las manos tapándose los ojos, deambulaban por los andenes y escaleras de acceso dominados por el vértigo y los mareos. En la superficie, la situación se asemejaba más a una zona de guerra que al. corazón de una capital considerada como de las más seguras del mundo.

Algunos empleados de la empresa de transportes arriesgaron sus vidas, uno al menos murió y otro está en coma, al bajar en repetidas ocasiones hasta los andenes para arrastrar a algunos pas4jeros hasta el exterior. En la superficie, en los barrios de Kasumigaseki y Ginza, centros neurálgicos de la mayor urbe del planeta, los servicios médicos y voluntarios practicaban masajes cardiacos o administraban oxígeno y gota a gota a decenas de enfermos desperdigados sobre las aceras. Unos 30 hospitales vecinos a las estaciones más afectadas se vieron rápidamente desbordados por los ingresos. 76 afectados estaban ayer en estado crítico.

Mal olor y gas nervioso

A medida que los síntomas -incapacidad para respirar, retraimiento de las pupilas, vómitos y ceguera- y los gritos de auxilio de los enfermos se repetían, los médicos y autoridades comenzaron a atar cabos y relacionar el mal olor detectado en los vagones y los dolores de los hospitalizados con el gas nervioso sarín.Varios pacientes, incluso después de haber sido tratados medicamente, acusaban dificultades en la respiración, dolores de cabeza y malestar general. Kenjí Sakurai, directivo del hospital Saint Luke, señaló que el gas atacaba directamente al sistema nervioso central, lo que producirá trágicos efectos sobre la vista y paralización de los músculos. Varios médicos señalaron, tras contactar con el hospital universitario de Shinshu, en la vecina provincia de Nagano, que los síntomas eran similares a los detectados el verano pasado en otro incidente similar en esa provincia, cuando fallecieron siete personas.

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A media mañana, las autoridades policiales confirmaban que los autores del crimen habían utilizado el gas letal sarín, también empleados por los iraquíes en su guerra con los iraníes. La investigación pasó a depender del departamento de homicidios. Sin embargo, las autoridades aún no habían descubierto anoche las razones del atentado, ni habían encontrado pistas que les acercaran a la detención de los autores.

Se ha confirmado que los paquetes donde se produjo la reacción química mortal se depositaron en seis puntos diferentes de la red metropolitana de transporte. Los contenedores donde se mezclaron los componentes químicos varían desde una lata de gasolina, hasta una caja de la comida o bolsas de plástico envueltas en periódicos. La mayoría de estos objetos aparecieron debajo de los asientos de los vagones.

Varias brigadas de bomberos y unidades del Ejército pertrechadas con equipos antigás descendieron a inspeccionar el interior de las estaciones en medio de una gran expectación, para salir poco después con envoltorios donde al parecer se habían encontrado restos de sarín, que fueron aislados en grandes urnas de cristal y trasladados a los laboratorios para su análisis.

Fuentes policiales no confirmaron la modalidad exacta de las mezclas de los elementos utilizados en la producción del sarín e insinuaron que hay varios procesos químicos capaces de producir ese gas nervioso. Una parte de los elementos químicos pueden comprarse, por separado, en el mercado libre. Algunas fuentes académicas precisaron que el gas es relativamente fácil de manipular.

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