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El auge del Tea Party divide a los republicanos

El gobernador de Florida deja el partido para presentarse como independiente

Antonio Caño

La decisión del gobernador de Florida, Charlie Christ, de competir como independiente por un escaño del Senado, que tenía previsto anunciar anoche en un acto público, es el primer signo grave de división en el Partido Republicano provocada por el ascenso de los candidatos del movimiento ultraconservador Tea Party, en este caso de una figura de gran impacto mediático como el joven de origen cubano Marco Rubio.

Christ, un personaje muy popular que hasta hace poco contaba entre los posibles aspirantes a la presidencia, se ha visto obligado a abandonar su partido tras la retirada del apoyo por parte de los principales dirigentes republicanos, que se inclinaron por Rubio como consecuencia de la presión de las bases conservadoras. Rubio aventaja en estos momentos en las encuestas a Christ por más de 20 puntos ante las primarias que debían celebrarse en agosto.

Con la deserción de Christ, el Partido Republicano pierde al gobernador de uno de los principales Estados del país y a uno de los más respetados representantes del sector moderado de la oposición, ahora en declive. Christ cayó en desagracia en su propia formación después de que, a los pocos meses de la victoria de Barack Obama, compartiese con él la tribuna en un discurso y lo recibiese con un caluroso abrazo.

La decisión del gobernador de continuar por su cuenta en la carrera por el Senado reduce considerablemente las posibilidades de los republicanos de hacerse con ese escaño y deja abierta la posibilidad a una victoria del candidato demócrata, Kendrick Meek, o del propio Christ. Este mantiene una amplia red de influencias y de recaudación de fondos en Florida y conserva, por tanto, serias opciones de triunfo.

La caída de Christ, a quien no se le conocen escándalos ni debilidades obvias, obedece exclusivamente a razones ideológicas. Desde hace varios meses, el Tea Party quiso hacer de Christ el símbolo del rechazo a los republicanos que se mostraran conciliadores con Obama. Como alternativa, el movimiento ultra se fijó en Rubio y en su perfil de nueva estrella con valores religiosos y escasa conexión con la política tradicional.

De esa manera, predicando únicamente su patriotismo y su fe en la libre empresa, Rubio ha ido ascendiendo hasta transformarse en el rostro más visible del nuevo conservadurismo que se va apoderando del Partido Republicano.

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El caso de Christ se ha convertido en un ejemplo de los desafíos que afronta la oposición ante las elecciones legislativas de noviembre. Notables republicanos en el Congreso advirtieron ayer al gobernador de Florida que no volverá a ser aceptado en el partido, como advertencia a otros candidatos que se vean presionados por las bases conservadoras y quieran seguir su ejemplo. Uno de ellos es el senador John McCain, aunque este ha conseguido ya el apoyo de Sarah Palin, la gran heroína del Tea Party, y ha dado su visto bueno a la ley de inmigración de Arizona como prueba de sus convincentes credenciales derechistas.

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