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La detención del director del FMI

La 'caída' del candidato mejor situado conmociona la política francesa

La detención de Strauss-Kahn revoluciona la carrera de las presidenciales de 2012

Antonio Jiménez Barca

La noticia de la detención de Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), en Nueva York, acusado del intento de violación de una limpiadora en un hotel, ha sacudido de arriba abajo a la clase política francesa. Los especiales continuos de televisión y de radio en el que desfilaban políticos y analistas que iban de la estupefacción a la sorpresa se sucedieron durante todo el día. No en vano, Strauss-Kahn, de 62 años, más allá de su importante cargo en el FMI, considerado uno de los hombres más poderosos del planeta, era, además, el dirigente político francés con más probabilidades de convertirse, en 2012, en el nuevo presidente de la República, descabalgando a Nicolas Sarkozy del cargo.

La esposa del detenido no cree ni "una palabra de la acusación"
El portavoz del Gobierno se limitó a citar la presunción de inocencia
Las caras de los líderes socialistas expresaban a la vez irrealidad y asombro
Ahora surgirán nuevos nombres en el PS para las presidenciales
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Campeón recurrente de los sondeos y de las encuestas políticas desde hacía más de un año y medio, DSK, como se le conoce en Francia, se había convertido, desde la lejanía de Washington (tenía prohibido hablar de temas nacionales en virtud de su cargo) en una suerte de mesías para cierta parte del socialismo francés. Y para el presidente, Nicolas Sarkozy, que ayer guardó un explícito silencio sobre el asunto, era simplemente el enemigo a batir.

Así, el bombazo informativo de su ingreso en una comisaría de Harlem acusado de asaltar a una empleada del hotel y de haber huido después a toda prisa dejándose el móvil en la habitación, amenaza con cambiarlo todo en el mapa político francés, imbuido ya en la dinámica de las elecciones del año que viene.

De hecho, desde hacía casi un año, todo el mundo se hacía la misma pregunta en París: ¿cuándo decidirá Dominique Strauss-Kahn presentarse a las primarias socialistas? ¿Cuándo aceptará el reto de aspirar a derrotar a Sarkozy en las elecciones presidenciales de 2012?

Ayer mismo, dos periódicos, Le Parisien y Le Journal du Dimanche, publicaban sendas encuestas (efectuadas antes de que Dominique Strauss-Kahn fuera detenido) en las que el actual director gerente del FMI aparecía, por una parte, como favorito para ganar las primarias socialistas de otoño y, por otro, como el mejor colocado para ganar las elecciones presidenciales del año que viene.

Pero todo eso ha cambiado, claro. El Gobierno de Sarkozy -y la mayoría de los diputados del jefe del Estado- prefirieron guardar silencio sobre el asunto. El portavoz del Gobierno, François Baroin, se limitó a recordar "la presunción de inocencia". Pero el diputado conservador Bernard Debré aseguró que la noticia constituía "una humillación para el Fondo Monetario Internacional y para Francia". Marine Le Pen, la presidenta del ultraderechista Frente Nacional, siempre presta a saltar y a comentarlo todo, afirmó, que la carrera de Strauss-Kahn "está completamente desacreditada", añadió que la fama de obseso sexual que le persigue "era algo que todo el mundo conocía en París" y concluyó: "No me extraña lo que ha ocurrido".

[Sin embargo, el ministro francés de Cooperación, Henri de Raincourt, no excluyó que se le hubiese tendido una trampa a Strauss-Kahn. Pero abogó por dejar que la justicia haga su trabajo antes de sacar conclusiones precipitadas.]

Si la noticia resultó una conmoción en la vida política de Francia, dentro del socialismo francés tuvo el efecto simple de un terremoto. Los rostros estupefactos, expresando en televisión a la vez la irrealidad y el asombro de los principales líderes socialistas eran suficientemente explícitos. Dentro de un mes y medio se acaba el plazo para presentar las candidaturas a las elecciones primarias que el Partido Socialista francés (PS) va a celebrar en septiembre y de las que saldrá el futuro rival de Nicolas Sarkozy. Y la detención del principal favorito a ganar estas primarias -aunque aún no había decidido presentar su candidatura- y su descrédito creciente lo revoluciona todo.

Martine Aubry, primera secretaria del PS, que guardaba una suerte de pacto de no agresión con DSK consistente en no presentarse uno en contra del otro, decidirá seguramente dar un paso adelante y postularse. Aubry, seria, tensa, parca en la defensa de su compañero, aseguró ayer que los socialistas deben permanecer "unidos y responsables".

Ségolène Royal, candidata ya declarada a estas primarias, apeló a la "presunción de inocencia". François Hollande, ex primer secretario del PS y ex marido de Royal, también candidato declarado a estas primarias, se declaró "estupefacto" y calificó la noticia de "terrible".

La más que probable salida de la carrera de Strauss-Kahn recoloca a todos los candidatos: empuja a Aubry a decidirse, reflota a Royal, que desfallecía en los sondeos, empuja a la primera posición a Hollande y, muy probablemente, hará que surjan nuevos nombres, atraídos por llenar el gran vacío que, si las acusaciones se confirman, dejará Dominique Strauss-Kahn.

Mientras, la sociedad francesa asistía con la misma boca abierta a algunas de las variantes de la noticia: algunos dirigentes socialistas seguidores de DSK hablaban de un complot internacional, de una trampa tendida a su líder, al que no reconocían en la figura de un violador. La mujer de Strauss-Kahn, Anne Sinclair, aseguraba que no creía "una palabra de la acusación" y Le Figaro, en su página web, desempolvaba el caso de una periodista que acusaba a Dominique Strauss-Kahn de haber querido abusar de ella en 2007.

Strauss-Kahn, flanqueado por François Hollande y Martine Aubry, en un acto electoral.
Strauss-Kahn, flanqueado por François Hollande y Martine Aubry, en un acto electoral.E. FEFERBERG (AFP)

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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