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Columna
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El capitalismo contra el planeta / 3

El capitalismo ha tenido muy diversas encarnaduras. Desde su aparición inicial, como capitalismo familiar, hasta la versión hoy dominante del capitalismo financiero radical, ha recorrido un largo camino en que los dos hitos principales han sido el antagonismo entre capitalismo renano y capitalismo anglosajón y el proceso de fundamentalización en el que ha desembocado. Proceso que ha generado lo que yo llamo el capitalismo integrista. Michel Albert, en su libro Capitalismo contra capitalismo (1991) hace una presentación brillante de la oposición de esas dos formas de capitalismo que es al mismo tiempo una ferviente apología del modelo renano europeo frente al anglosajón americano. La economía social de mercado -soziale marktwirtschaft- que constituye el eje central del primero apunta al progreso de la sociedad como inseparable de la creación de riqueza y somete ambas dimensiones a la ética social y al derecho internacional.

Esa concepción está anclada en el espíritu comunitario propio de los países germánicos que genera un fuerte sentimiento de pertenencia colectiva. Sus rasgos esenciales son un planteamiento a largo plazo en las expectativas empresariales; una fuerte sensibilidad solidaria que se traduce en un sistema de protección social muy desarrollado; el primado de la estabilidad monetaria que debe garantizarse con independencia de los gobiernos; la creación de grandes organizaciones sindicales tanto de obreros como de patronos y el establecimiento de sólidos partenariados entre ellos para reducir los conflictos laborales y evitar la intervención del Estado en la vida de la empresa; el reforzamiento de la función de los bancos en la vida económica y la reducción al mínimo del papel de la Bolsa en la financiación de las empresas. Las grandes empresas alemanas en sus inicios son, en su gran mayoría, empresas familiares -Krupp, Borsig, Thyssen, Bosch, Siemens, Bayer-, lo que explica la escasa burocracia y el reducido número de delitos económicos hasta bien avanzada la década de los noventa. La vinculación entre protestantismo y capitalismo tan bien estudiada por Max Weber y R. H. Tawney da razón de por qué más del 70% de los patronos son protestantes y por qué la reivindicación sindical alemana ha apuntado más a la participación en la empresa que a la lucha de clases.

El modelo renano sirvió de base para el modelo europeo de sociedad hasta que la globalización y la señora Thatcher lograron sustituirlo por el anglosajón. En ese contexto era difícil que pudieran subsistir los valores de responsabilidad y de solidaridad, que caracterizan al capitalismo renano. La elevación del individuo-accionista a la condición no sólo de titular del poder, sino de responsable de su ejercicio, con la consiguiente fragilización de todos los cargos ejecutivos: la sustitución de los bancos por la Bolsa como fuente única de financiación y como criterio mayor para la evaluación de la efectividad empresarial; la financiación de la actividad económica, en la que la especulación ocupa la posición central desplazando a la producción; la exigencia de la inmediatez de los resultados, el presentismo, que consagra el corto plazo; la gobernanza corporativa puesta al solo servicio del triunfo del accionariado, con olvido total de la empresa y de sus trabajadores de los que se prescinde no por su nivel de competencia, sino para aumentar los beneficios.

Jean Peyrelevade, antiguo presidente del Credit Lyonnais, en su obra El capitalismo total, insiste en que el nuevo capitalismo anglosajón ha instituido la dictadura de los accionistas que representan apenas el 4% de la población mundial. Elie Cohen en La nueva edad del capitalismo, Jean-Luc Gréau en El porvenir del capitalismo y Patrick Artus y Marie-Paule Virard en El capitalismo se está autodestruyendo coinciden en que los enormes beneficios de las Bolsas no se invierten en proyectos social y económicamente útiles, sino que siguen en el circuito especulativo o se destinan a consumos suntuarios; que la agravación de las desigualdades, la persistencia del paro masivo, el aumento de los escándalos financieros -Enron, Worldcom, Parmalat, etcétera-, los Hedge Funds están acabando con lo que de positivo tenía el capitalismo.

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