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La cárcel más singular del mundo

Unos 200 reos del penal boliviano de San Pedro viven con sus familias

La prisión de San Pedro, en La Paz, es la más grande de Bolivia, pero no es una cárcel cualquiera. Alberga a 1.500 presos. Y a sus invitados. Cerca de 200 reos conviven ahí con sus familias. Las mujeres y los hijos pueden entrar y salir de la prisión sin ningún problema. Pero la rocambolesca situación no termina ahí. Hasta hace un mes, San Pedro también era el sitio turístico más extraño del mundo, según la guía de viajes Lonely Planet. ¿La razón? Por unos 35 dólares (unos 26 euros), cualquier visitante podía conocer la peculiar sociedad establecida en el interior de la prisión, consumir la cocaína producida en el mismo sitio y hasta pasar una noche en una celda.

Entre sus reos están varios de los prisioneros más famosos de Bolivia. Algunos de ellos son el ex prefecto de Pando, el opositor y autonomista Leopoldo Fernández, a quien el Gobierno ha señalado como el responsable de la matanza efectuada en esa región el año pasado; el destituido presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) Santos Ramírez, y hasta los dos detenidos la semana pasada por el supuesto complot en contra del presidente Evo Morales. El criminal de guerra nazi Klaus Barbie (acusado de 4.500 asesinatos en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial) estuvo encarcelado en la prisión unos meses durante 1983 antes de ser extraditado a Francia, donde murió en 1991. Pero ninguno de estos presos fue el que convirtió a San Pedro en una atracción turística.

"Por unos 26 euros, el visitante podía conocer el interior de la prisión"
"El centro dispone de una peluquería, tiendas de alimentos y un salón de billar"

Un británico nacido en Tanzania, Thomas McFadden, pasó tres años encarcelado por tráfico de drogas, entre 1996 y 1999. Su temporada en prisión le inspiró fundar la singular compañía de viajes que ofrecía recorridos y estancias en el interior de la cárcel. "Mostraba las condiciones con las que los presos vivían. Era un sitio muy extraño", explica.

La mayoría de los presos trabajan en las cárceles para matar el tiempo. No en San Pedro. Los reos consiguen trabajos remunerados, con los que pueden aspirar a mejorar sus condiciones. El centro dispone de una peluquería, pequeñas tiendas de alimentos y un salón de billar.

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La prisión se divide en ocho secciones, de acuerdo con el poder adquisitivo del preso. Las más lujosas tienen baño privado, cocina y televisión por cable; los prisioneros más pobres comparten celda. McFadden, gracias al éxito de su "empresa turística", consiguió hacerse propietario de una cafetería y un pequeño supermercado en el interior del penal.

La fama del sitio comenzó a pasar de boca en boca y llegó a oídos del mochilero australiano Rusty Young, que visitó La Paz en 1998, donde conoció a McFadden. Los dos son autores de un libro basado en las memorias de McFadden, Marching powder (Polvo en marcha), publicado en 2002. La novela incluso ha llamado la atención de Hollywood. El libro será llevado al cine en 2010. La película será producida por Brad Pitt; el director, el brasileño José Padilha (Tropa de élite, 2008) y el papel de McFadden será interpretado por el actor estadounidense Don Cheadle (Traffic y Ocean's eleven).

La notoriedad, sin embargo, llevó a las autoridades a poner un alto a los recorridos. El diario boliviano La Razón publicó en febrero un reportaje sobre el sitio, donde además denunciaba el tráfico de drogas. Las restricciones causaron un motín en la prisión y dos gobernadores de la cárcel fueron destituidos por no poder orden.

El Gobierno boliviano también había anunciado su intención de separar a las familias e impedir que los niños y las mujeres siguieran viviendo en San Pedro. Esta última decisión fue revocada ayer, después de que 18 presos se declararan en huelga de hambre desde el martes. El actual gobernador de la prisión, José Cabrera, declaró que la meta de las autoridades es "que los internos entiendan que este es un centro penitenciario".

Uno de los presos de la cárcel de San Pedro, en una protesta en 2006 para exigir mejoras en los penales.
Uno de los presos de la cárcel de San Pedro, en una protesta en 2006 para exigir mejoras en los penales.EFE

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