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La caza y cerco de un fugitivo británico acaba en suicidio

Raoul Moat llevaba una semana huido tras matar a la pareja de su ex novia y disparar a un agente de policía

La segunda caza del hombre que ha vivido Reino Unido en poco más de un mes acabó a la una y cuarto de la madrugada del sábado -una hora más en la España peninsular- cuando Raoul Moat de 37 años, cercado por la policía en la campiña del norte de Inglaterra, se suicidó de un disparo. Murió una hora después en un hospital de Newcastle, noreste de Inglaterra.

Todo había empezado el sábado 3 de julio. Moat, un portero de discoteca adicto a los esteroides, había salido de prisión el jueves anterior tras cumplir una condena de varias semanas por conducta violenta.

Contactó con su antigua novia, pero ésta ya hacía tiempo que no quería saber nada de él y había rehecho su vida. "Ahora vivo con un policía", le dijo ella para atemorizarle y que la dejara en paz.

Pero el violento Moat, que creía que la policía la tenía tomada con él, localizó a la pareja en su casa de Birtley (Newcastle), le mató a él de un disparo y a ella la dejó con heridas en la cara. Horas después, en la madrugada del domingo, disparó a quemarropa y sin mediar palabra contra un policía en East Denton, cerca de Newcastle.

Fue ese tercer intento de asesinato lo que disparó todas las alarmas y el pánico de encontrarse ante un nuevo Derrick Bird, el taxista de Cumbria que hace cinco semanas mató a 12 personas en unas pocas horas. En realidad, parece que el único tiro que Moat ha disparado desde entonces es el que acabó con su propia vida. Sin el precedente de Cumbria, el caso quizá habría pasado relativamente inadvertido.

Pero numerosos periódicos han abierto sus ediciones varios días seguidos con esta nueva caza del hombre y la televisión ha intentado seguirla desde el aire, emulando a sus colegas de Estados Unidos. En realidad lo único que se ha visto es algún que otro despliegue policial en los alrededores del pintoresco Rothbury, 50 kilómetros al norte de Newcastle. "Moat le declara la guerra a la policía", titularon los medios cuando se supo por qué había disparado contra el agente de Newcastle: porque el creer que su antigua novia vivía con un policía exacerbó su odio al cuerpo policial.

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Días después el fugitivo extendió sus amenazas al público en general. Ahora se sabe por qué: la policía que le seguía los pasos encontró en uno de sus refugios una grabación de cuatro horas. En ella se conjuraba para matar a una persona por cada "mentira" que leyera en la prensa acerca de su vida, y consideraba que esas informaciones estaban deliberadamente distorsionadas por la policía. Los investigadores pidieron entonces a los medios británicos que dejaran de publicar detalles sobre el pasado personal de Raoul Moat, por miedo a que cumpliera sus amenazas. "No le importo a nadie", confiesa en otro momento.

Policías británicos durante la negociación con Moat.
Policías británicos durante la negociación con Moat.GETTY
Raoul Moat.
Raoul Moat.

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