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BÉLGICA | ELECCIONES EUROPEAS

Los comicios regionales refuerzan el nacionalismo

Los resultados de las elecciones regionales refuerzan el nacionalismo

Las elecciones regionales belgas eclipsaron por completo a las europeas, con el país muy pendiente de lo que pasara en los comicios de Flandes, Valonia y la región de Bruselas, y sus posibles efectos sobre el Gobierno federal de coalición, prendido con alfileres desde las parlamentarias de hace dos años. En las regionales, Flandes votó arrolladoramente conservador, con fuertes dosis de nacionalismo, mientras en Valonia socialistas y liberales mantenían un intenso pulso ganado en Bruselas por los liberales, lo que les hacía sentirse el primer partido francófono. El magnífico resultado de los nacionalistas en Flandes endurecerá las negociaciones sobre la descentralización de Bélgica.

El buen resultado de los nacionalistas de Flandes dificultará la descentralización
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Las europeas (22 escaños) se convirtieron en un segundo y frío plato para los belgas, que pudieron ver en la televisión francófona hasta 18 debates electorales, ninguno de ellos dedicado a Europa. Incluso Louis Michel, ex ministro de Exteriores y hoy comisario europeo en excedencia electoral con la excusa de disputar un euroescaño en nombre de los liberales francófonos, se desdijo de su promesa de dedicarse en exclusiva a la Eurocámara para ofrecerse como ministro principal de Valonia si su partido se lo pedía. De nuevo, el estigma de la Eurocámara como mal menor y de nuevo el atractivo de la política nacional, incluso regional, antes que la europea para los políticos de raza.

Más allá de la confirmación de los democristianos (CD&V) como el primer partido de Flandes, el escrutinio reveló una fragmentación del voto flamenco y la consolidación de fuerzas antisistema, que consiguen el apoyo de uno de cada tres norteños tanto a escala regional como en el ámbito europarlamentario. El xenófobo Vlaams Belang (Interés Flamenco), que hace cinco años obtuvo un 24% de los sufragios, se desfondó y perdió la mitad de ellos en beneficio de los independentistas de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) y de los populistas de la Lista Dedecker, los tres con un número parejo de apoyos. Esta solidez del frente radical, unida a la fuerza de los democristianos que capitanea el Gobierno de Flandes, deberá traducirse en una agotadora discusión en el interminable proceso de reforma institucional y descentralización de Bélgica. Los verdes de Ecolo resultaron los grandes triunfadores entre los francófonos, al convertirse con casi el 19% de los votos en la tercera fuerza regional, si bien el hecho de que los socialistas salvaran los muebles en condiciones adversas (constantes indicios de corrupción en un partido que lleva más de 20 años en el Gobierno de Valonia) permitió a su líder, Elio di Rupo, cantar victoria.

A escala comunitaria, las urnas envían brillantemente al Europarlamento a Guy Verhofstadt, antiguo primer ministro liberal y europeísta de pro, con un apoyo sólo deslucido por la aplastante derrota de su partido en las regionales.

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Ciudadanos belgas votan en un centro electoral de Schoten.
Ciudadanos belgas votan en un centro electoral de Schoten.AFP

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