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El conservador Rasmussen renueva mandato en Dinamarca con más del 50% de los votos

El líder del Partido Socialdemócrata dimite tras asumir que es responsable de la derrota

La coalición de derechas en Dinamarca encabezada por el primer ministro, Anders Fogh Rasmussen, ha logrado retener el poder, aunque con menos apoyo del que esperaba. Con el escrutinio prácticamente terminado, Rasmussen cosechaba el 52,5% de los votos, lo que supone 94 de los 179 diputados, 18 menos que en 2001. El principal partido de la oposición no tardó en reaccionar ante la derrota. El líder del Partido Socialdemócrata, Mogens Lykketoft, anunció su dimisión tras lamentar que Dinamarca tenga durante cuatro años más un Gobierno de derecha.

"La victoria", declaró el líder socialdemócrata, "tiene muchos padres; no así la derrota, pero sí en este caso. Yo soy el responsable", informa Efe.

Con este resultado, el primer ministro, Rasmussen, se convierte en el primer liberal que ocupa dos veces la jefatura del Gobierno en Dinamarca, un hecho calificado de "histórico" por el vicepresidente del partido, Frank Loekke Rasmussen, quien minimizó su hipotético retroceso: "Lo importante es mantener el puesto de primer ministro", indicó. Tal y como estaban las cosas a última hora de ayer, el Partido Liberal sería el más votado, con el 28,7% de los votos, mientras que los socialdemócratas, segundos, alcanzarían el 26,6%. Ambas formaciones retrocederían 2,5 puntos respecto a las elecciones anteriores.

En tercer y cuarto lugar aparecen los dos miembros del bloque de derecha, el Partido Popular Danés, con el 11,9% (una décima menos que en 2001), y los conservadores, con el 10,4% (1,3 más). El partido que experimentó un mayor crecimiento fue el de los radicales liberales, incluidos en el bloque de izquierda, que pasarían del 5,2% al 9,7%, según los sondeos. Con ello, los radicales liberales aumentarán su presencia en el Parlamento de nueve a 17 escaños. Este pequeño partido, sin duda, es el gran beneficiario de los votos perdidos por las dos mayores agrupaciones políticas. Su líder, Marianne Jelved, discrepa con la política antiinmigración de la coalición gobernante, a la que acusa de atentar contra los derechos humanos, y rechaza la rebaja de impuestos, que ha repercutido en los pilares tradicionales del Estado de bienestar de Dinamarca y los países nórdicos, en general.

Retroceso socialdemócrata

En el caso del Partido Socialdemócrata, que pierde cinco de los 52 escaños que tiene, el retroceso tiene un clara explicación. El líder socialdemócrata, Mogens Lykketoft, carece de carisma y ha sido incapaz de presentar un proyecto alternativo al del Gobierno y más aún en el polémico asunto de la política inmigratoria. Su mensaje nunca abogó por eliminar las restricciones impuestas por el Gobierno de Rasmussen al flujo inmigratorio. También vaciló mucho en relación con la política exterior de la coalición y especialmente en su posición respecto a la guerra de Irak, Las consecuencias de esta ambigua posición supuso la pérdida de electores de la derecha y de la izquierda.

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El Gobierno de coalición seguirá necesitando del apoyo del Partido Popular danés que, con su mensaje contra los extranjeros, ha logrado calar en ciertas capas de la sociedad danesa. Esta compañía no es del todo deseable para el Gobierno, sobre todo a la hora de hacer algunas reformas legislativas, en especial en relación a derechos básicos de los ciudadanos.

Rasmussen encabezó desde el primer momento todos los sondeos de intención de voto, aunque el ligero repunte experimentado por el bloque de izquierdas en los últimos días y el porcentaje de indecisos mantenían abierta una ligera opción de triunfo para la oposición. El líder liberal dominó la campaña con sus éxitos en política económica, su férrea política de inmigración y el anuncio de un ambicioso plan de corte más bien socialdemócrata con inversiones en educación, asistencia social y la creación de 60.000 puestos de trabajo antes de 2010. Además, tuvo bastante éxito a la hora de sembrar dudas sobre las intenciones de los socialdemócratas y los liberales radicales de suavizar las leyes de extranjería.

Anders Fogh Rasmussen, tras su reelección ayer como primer ministro de Dinamarca.
Anders Fogh Rasmussen, tras su reelección ayer como primer ministro de Dinamarca.REUTERS

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