_
_
_
_
_

Un conservador llegado del Este

El ex primer ministro polaco Jerzy Buzek será el primer presidente del Parlamento Europeo procedente de los países de la ampliación

Polonia es el mayor y más influyente de los 12 países que han accedido a la UE desde 2004 y va a recibir con la presidencia del Parlamento Europeo, que mañana debe recaer en Jerzy Buzek, con 69 años recién cumplidos, el reconocimiento simbólico de ese valor, que será también el de toda la cohorte de antiguos países comunistas. En una jornada alta en simbolismos, Buzek, ex primer ministro conservador, se convertirá en el primer presidente de una de las grandes instituciones comunitarias llegado de uno de los países antaño sometidos a Moscú.

A Buzek, con mente científica en su calidad de ingeniero químico, le gusta distinguir entre ampliación e integración en la UE, con aquella más fácil de conseguir que ésta. Por eso cree que su presencia en la cima de la Eurocámara es la prueba de que la integración también se va abriendo paso en la Unión. Y con Polonia en la vanguardia, lo que debería suscitar el interés de España, pues ambos son países de parejo peso en la Unión con intereses estratégicos y sensibilidades en competición (Unión por el Mediterráneo frente a Asociación Oriental, flexibilidad ante el régimen cubano frente a exigencia con el castrismo, por citar un par)

Más información
El Parlamento Europeo elige hoy al polaco Jerzy Buzek como presidente

La primacía parlamentaria conlleva más prestigio que influencia política, pero el nuevo presidente ya ha hecho saber que pondrá el énfasis en lo que preocupa a los europeos: crisis económica, empleo e inmigración, seguridad energética y medio ambiente. Miembro de la Plataforma Cívica, el partido liberal que gobierna en Polonia, el primer ministro Buzek fue un hombre de reformas en los cuatro años, de 1997 a 2001, en que rigió los destinos de su país: reforma de pensiones y de sistema sanitario, descentralización administrativa y liberalización económica.

Buzek, muy popular en Polonia, pero no tanto como para impedir que la abstención superara el 75% en la jornada electoral del pasado 7 de junio, empezó a jugar activamente en política en 1980, a raíz de la fundación del sindicato Solidaridad. Quienes le conocen valoran su capacidad negociadora y de intermediación. Piensa ponerla a prueba con los euroescépticos. "Hay que escuchar su voz, porque nos permiten comprender a parte de los ciudadanos europeos", tiene dicho. "Hay muchos euroescépticos en la Unión Europea".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_