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Reportaje:Violencia en América Latina

El continente de la impunidad

La corrupción y falta de formación policiales dificultan la lucha contra la delincuencia

Fernando Gualdoni

En América Latina, el número de asesinatos con armas de fuego triplica la media mundial y seis de cada diez secuestros se llevan a cabo entre el Río Grande y Tierra de Fuego. La gente no sólo está harta del crimen, sino también de la impunidad. No sólo debe cuidarse de los delincuentes, sino también de la policía y los jueces que muchas veces, como en México, no combaten el crimen sino que son parte interesada en éste.

"La seguridad ciudadana se utiliza como arma electoral en América Latina. Se promete mano dura con el crimen, se persigue el aumento de las penas y se garantiza una mayor presencia policial en las calles", explica el chileno José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch para América Latina. De visita en Madrid, Vivanco está convencido de que ninguna de estas promesas logrará reducir el crimen en la región si antes no se mejora la capacidad y la calidad de las fuerzas de seguridad.

"La seguridad ciudadana se usa como arma electoral", según Human Rights Watch
"La clave es vincular los planes sociales con los de seguridad", dice un ministro brasileño
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"Cuando en América Latina se quiere dar más seguridad, la primera víctima son los derechos humanos. Todas las soluciones son superficiales, para la galería, pero no hay voluntad política para erradicar el problema, empezando con una policía y un sistema judicial que prediquen con el ejemplo", añade Vivanco.

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Tarso Genro, ministro de Justicia de Brasil, está de acuerdo en que hay que dotar de medios y capacitar a la policía. Genro se entrevistó ayer con el ministro de Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, para invitarle a visitar Brasil con vistas al nuevo plan de lucha contra el crimen que el gigante suramericano pondrá en marcha, casi con seguridad, en septiembre. Este plan pretende complementar la ofensiva que el Gobierno ya ha puesto en marcha contra el crimen organizado, enviando a miles de policías federales a combatir contra las bandas armadas en Río de Janeiro.

"Mientras la policía no se someta a controles externos, Brasil difícilmente reforzará la seguridad ciudadana. Conozco muy bien el problema brasileño y también el argentino. He visto muchos buenos programas de seguridad de la provincia de Buenos Aires que se estrellaban contra lo evidente: la vinculación entre los delincuentes, los policías y los políticos son muy estrechas. Es imposible implementar los programas sobre el terreno", explica el experto en derechos humanos.

"El nuevo plan de nuestro Gobierno no consiste únicamente en poner más policías en la calle", replica Genro. "Vamos a desarrollar un plan social destinado a las zonas donde las mafias captan a los hombres y mujeres de entre 15 y 30 años de cinco regiones de Brasil [entre ellas Río de Janeiro y São Paulo]. En definitiva, se trata de vincular estrechamente los planes sociales con los de seguridad. Aparte de esto, formaremos adecuadamente a los policías, tanto federales como estatales, e incluso vamos a igualar los salarios entre los agentes de distintos Estados del país. La financiación del plan, cuya duración será de tres años y medio, correrá a cuenta del Gobierno central", explicó el ministro brasileño. El programa también incluye la construcción de presidios específicos para mujeres y jóvenes.

Genro no habló de purgas entre los mandos de la policía brasileña como se ha hecho en México o como se hizo desordenadamente en Argentina tras graves delitos que involucraron a la policía, como fue el secuestro y asesinato del joven Axel Blumberg en marzo de 2004. "En lo que respecta a la preparación de la policía brasileña, cada Estado es diferente. La policía militar de mi Estado [Rio Grande do Sul] es muy respetada por la población, pero hay otros en los que los agentes son violentos y la gente les teme. Sin duda tenemos un problema, no lo voy a negar, pero creo que nuestro nuevo plan puede igualar hacia arriba, hacia una mejora, a la policía de todo Brasil", añade el ministro.

El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ya ha comenzado a reforzar los recursos económicos de la policía federal. El presupuesto para este cuerpo alcanzará casi los 1.500 millones de euros este año, casi el doble del que tenía hace tres años. Pero las policías estatales y locales, en general, apenas han mejorado.

Recientemente, el diario O Globo, publicó cifras escalofriantes sobre el grado de impunidad del que gozan las autoridades en Brasil. El periódico, echando mano de datos oficiales, ha comprobado que en los últimos 15 años hubo 14.000 denuncias contra autoridades políticas, pero que solamente 1.035, apenas el 7%, fueron condenadas. En lo que respecta a los delitos financieros, menos del 5% de los casos conducen a una condena. En materia de violencia, el diario expone el caso del Estado de Pernambuco, al noreste del país, donde en 2006 se registraron 4.638 asesinatos, aunque solamente 38 presuntos asesinos habían sido capturados a finales de año.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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