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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los coqueteos de Lula con la reelección

El presidente brasileño incluso especula con un posible regreso al Palacio del Planalto

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, aún se debate entre la posibilidad de optar una vez más a la presidencia de la República -lo que exigiría una modificación de la Constitución- o pasar el bastón de mando a otra persona. Quizá debido a esas dudas shakespearianas, de vez en cuando se permite coquetear con el asunto de la reelección presidencial, tan polémico ahora en América Latina. E incluso especula con un posible regreso al Palacio del Planalto, que tendrá que abandonar el 1 de enero de 2011.

A todo ello se refirió Lula el martes en París. En la capital francesa volvió a recordar que está dispuesto a cumplir con las leyes de su país, que no permiten más de dos mandatos seguidos de cuatro años cada uno. Aunque al mismo tiempo precisó, con algo de nostalgia, que en Europa nadie ve extraño que un mandatario pueda permanecer en el poder 16 o 18 años. Y citó los ejemplos de la británica Margaret Thatcher y del español Felipe González. "Aquí [en Europa] las personas no ven eso como un absurdo", dijo. Era una especie de respuesta a la reciente decisión de la Comisión de Justicia del Congreso de su país, que ha rechazado por inconstitucional una propuesta para que él pueda optar a un tercer mandato.

Hay que entender la postura del presidente brasileño, ex obrero metalúrgico y ex sindicalista, que, casi sin estudios, consiguió conquistar la presidencia de la República después de tres fracasos electorales y que ahora, tras siete años de Gobierno, cosecha un apoyo popular que supera el 80%. ¿Es conveniente que un presidente que ha colocado a Brasil entre los grandes del mundo y que ha conseguido pasar casi indemne por la actual crisis financiera mundial deje el poder?, le susurran al oído sus amigos y asesores. Y es posible que el propio Lula, en su fuero interno, piense lo mismo.

Sin embargo, con los ojos puestos en los devaneos de su homólogo venezolano, Hugo Chávez, o, más recientemente, en los del presidente hondureño, Manuel Zelaya, Lula ha repetido varias veces en público que "lo mejor para la democracia es la alternativa en el poder". Y ha negado que vaya a apoyar iniciativas para modificar la actual Constitución. Pero tampoco ha hecho nada para impedir que algunos de sus compañeros del Partido de los Trabajadores (PT) presentaran en el Parlamento la propuesta para permitir su reelección, que, aunque ha sido rechazada, podría haberle abierto las puertas a un tercer mandato.

Lo que Lula, que desea pasar a la Historia como un estadista de talla mundial, no ha negado jamás ?incluso lo ha confirmado explícitamente? es su deseo de continuar en la política y de volver a probar suerte para regresar a la presidencia. Tendría que ser en el año 2014, en el caso de que su precandidata preferida, la ministra Dilma Rousseff, perdiera las elecciones el año que viene.

Para que no se le acuse de maniobrar políticamente para colocar a su gran amiga como candidata con la condición de que le ceda de nuevo las riendas después de cuatro años de mandato, Lula ha dicho que, en el caso de que Rousseff gane las elecciones, él la apoyaría para que pudiera conseguir un segundo periodo presidencial. Sin embargo, muchos recuerdan que la ministra ya ha dado a entender que, si gana, permanecerá en el cargo sólo hasta 2014, para que Lula pueda volver.

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Con todo, es significativo que el presidente haya presentado varios grandes proyectos de infraestructuras que van mucho más allá de su actual mandato, como la construcción de un millón de casas para los pobres o el tren de alta velocidad entre Río de Janeiro y São Paulo. Es como si, consciente o inconscientemente, supiera ya que va a volver a la presidencia.

Esto es algo que intriga y preocupa a la oposición. Hasta tal punto, que el candidato con mayor respaldo popular para disputar las elecciones de 2010 y actual gobernador de São Paulo, José Serra, se niega rotundamente a anunciar públicamente su candidatura, a la espera de saber si Rousseff será o no su rival. Puede temer que, si el actual Gobierno no dispone de otro candidato capaz de ganarle, algún jurista encuentre en el último momento una brecha que haga posible la candidatura de Lula a un tercer mandato. Y con Lula como candidato, la oposición sabe que tendría muy poco margen para la victoria. Los dados están lanzados, aunque nadie se atreve aún a apostar.

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