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La crisis llega a Venezuela

Los cortes de agua y luz hunden a Hugo Chávez en los sondeos

El 66% de los venezolanos desaprueba su gestión de la crisis

La caricatura del día en las páginas de opinión del diario Los Andes, que circula en el Estado venezolano de Táchira, fronterizo con Colombia, muestra a una pareja de recién casados en una lujosa fiesta de bodas. El novio pregunta: "Mi amor, ¿cuál fue el mejor regalo que nos hicieron?". La novia responde: "¡Dos totumas con nuestras iniciales grabadas!". La totuma, vasija hecha con el fruto de un árbol, la utilizaban los venezolanos para bañarse a principios del siglo pasado en los pueblos donde no había acueductos ni agua corriente. Hoy es nuevamente un artículo de primera necesidad que el Gobierno ha recomendado utilizar, junto con las duchas-relámpago de tres minutos, para colaborar con el plan de racionamiento de agua que comenzó en Venezuela el 2 de noviembre pasado y que coincide con un plan de ahorro de energía eléctrica.

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"¿Por qué en lugar de batallones no nos mandan botellones de agua a la frontera? Tanques de agua es lo que necesitamos y no tanques de guerra", se queja José Rozo, presidente de la patronal Fedecámaras en el Estado de Táchira, que agrupa a unos 450 empresarios. La guerra que nadie parece estar dispuesto a pelear, importa poco a los venezolanos cuando el agua potable no corre por las tuberías y cuando a diario, en todo el país, ocurren fallos imprevistos de electricidad.

En Caracas el racionamiento de agua se administra por zonas y de acuerdo con un calendario: cada barrio de la ciudad se queda sin agua al menos dos días a la semana. Algunas escuelas y hospitales suspenden su actividad el día que les toca.

La electricidad es una lotería. Cada vez es más frecuente que el servicio se suspenda hasta cuatro horas durante la noche. Por eso Chávez ha recomendado que quienes acostumbran ir al baño de madrugada, se alumbren con una linterna. La oposición al Gobierno ha contabilizado 117 de apagones en todo el país desde principios de año que, según sus cálculos, han generado una caída de 10% en la producción industrial.

Los fallos en los servicios y, en general, en el funcionamiento de la Administración pública comienzan a mermar la popularidad del presidente Hugo Chávez, que hasta febrero pasado se había mantenido cercana al 50%. Según un estudio realizado por la consultora venezolana Datanálisis entre el 23 de septiembre y el 8 de octubre de 2009, el 66% de los venezolanos afirmaba estar totalmente insatisfecho con la gestión del comandante Chávez para resolver la crisis de la electricidad; el 70% criticaba sus políticas para crear empleo, y el 87% sostenía que el Gobierno ha hecho poco para dar seguridad personal a sus ciudadanos.

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Tan notorio es el descenso en las encuestas que ni siquiera el llamamiento a una eventual guerra con Colombia, que aliente el nacionalismo, lograría revertirlo. El mismo estudio indica que 8 de cada 10 venezolanos rechaza la posibilidad de entablar un conflicto con los colombianos.

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