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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El creciente liderazgo de Brasil en Suramérica

Juan Arias

La forma en que el Gobierno brasileño está reaccionando ante una serie de contenciosos con algunos de sus países vecinos, como Ecuador, Bolivia, Paraguay, Venezuela o Argentina, revela, en la práctica, un refuerzo del liderazgo de Brasil en la región. La dura reacción del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a la pretensión de Ecuador de dejar de pagar una deuda contraida con el Banco de desarrollo de Brasil (BNDES) para la construcción de una hidroeléctrica, convocando a su embajador en Quito, y las amenazas anteriores al Gobierno boliviano de Evo Morales, indican la forma en que Brasil actúa en la región.

Por una parte, Brasil quiere demostrar que es una potencia en el continente y que no va a pretender que alguno de los países del bloque use métodos en las relaciones bilaterales que puedan dañarle o humillarle. Por otro, sobre todo bajo el liderazgo del ex sindicalista Luiz Inácio Lula da Silva, Brasil siente fuerte la vocación de integrar a la región, a costa, si es necesario, de cerrar un ojo a ciertas intemperancias de algunos de sus vecinos.

Se vio en el caso de Bolivia, cuando Evo Morales nacionalizó las reservas de petroleo y gas ocupando militarmente las instalaciones de Petrobras. Lula prefirió usar las armas del diálogo y llegó a defender que era preciso hacer algunas concesiones a un país tan pobre como Bolivia.

A su vez, aparte de los contenciosos con dichos países, sus líderes no pierden ocasión para sacarse la foto al lado de Lula. Evo Morales llama a Lula "hermano mayor" y viajó a Brasil a reunirse con él antes aún de tomar posesión de su cargo.

Por su parte, Fernando Lugo hizo también a Lula su primera visita como presidente de Paraguay. Si por algo ha sido criticado Lula, sobre todo en el pasado, dentro de su casa, es por de ser demasiado obsequioso con estos países a pesar de los conflictos que le creaban.

La verdad es que Brasil sabe que, en la práctica, los países del Mercosur y aún más allá reconocen su liderazgo, sobre todo en la medida en que este país se va confirmando también internacionalmente como una futura potencia mundial.

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Fue significativa al respecto la frase del ministro de Economía brasileño, Guido Mantega, cuando dijo, con motivo de la reunión del G-20 en Washington, que Brasil ya no aceptaría ser convidado a los foros internacionales "sólo para tomar un cafe".

Lula, que es un animal político, está usando ante el mundo su prestigio en la región y en la región su prestigio ante el mundo, como en un juego de dos barajas.

Su prestigio en la región es cada vez más evidente. Brasil tiene previstos 15 proyectos de desarrollo en los países de América del Sur, sobre todo energético, por un total de 2.000 millones de dólares financiados a través del BNDES. Además, aparece, dentro y fuera de la región, como el bombero y el árbitro capaz de moderar la vocación incendiaria de algunos de sus colegas suramericanos, desde el venezolano Hugo Chávez al boliviano Evo Morales, pasando por el ecuatoriano Rafael Correa. Hasta Estados Unidos reconoce a Lula y a la diplomacia brasileña la capacidad de moderadores en las tentaciones de antiimperialismo americano de algunos de sus vecinos.

Al mismo tiempo, Brasil, usa ante la región, donde adquiere cada vez más peso —permitiéndose, cuando es necesario, alzar la voz —, su mayor prestigio internacional y su fuerza de gigante emergente, ya que aparece cada vez con mayor evidencia —a pesar de los graves problemas internos sin resolver, como la gran desigualdad económica entre ricos y pobres, las deficiencias en la enseñanza pública y la falta de una reforma agraria— como una potencia energética del planeta, por la riqueza en agua y sol que posee, elementos imprescindibles para la elaboración de combustibles alternativos a partir de la biomasa.

Es, además de país de referencia en el sector de los biocombustibles, una reconocida potencia mundial agrícola, como el mayor exportador de soja y carne del mundo, por ejemplo.

Brasil no cayó en la tentación de un acuerdo bilateral con los Estados Unidos y ha abierto el abanico de sus relaciones tanto comerciales como diplomáticas con otros países, como los africanos, China e India. Ya se puede decir que existe un G-3 formado por Brasil, Suráfrica e India. Su menor dependencia de Estados Unidos y su diversificación económica con otros países del mundo le está facilitando las cosas, por ejemplo, frente a la crisis económica mundial, que está afectando menos a Brasil que a otras naciones.

Sin duda, ante el mundo y ante América Latina, Brasil empieza a destacar con una fuerza económica y humana muy particular y concreta, de la que no sólo sus vecinos, sino la comunidad mundial, no pueden ya prescindir para sus tomas de decisión.

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