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La crisis en Líbano pone a Israel en estado de alerta

El Ejército israelí entró ayer en estado de alerta tras conocer el colapso del Gobierno en Líbano, el país vecino y enemigo. Fuentes militares israelíes indicaron que el Ejército "sigue muy de cerca" lo que sucede en Líbano, ante el temor de que el conflicto interno termine por extenderse más allá de las fronteras del país, según publicó ayer la prensa local.

Existe, sin embargo, cierto consenso entre la clase política y militar israelí acerca de la improbabilidad en estos momentos de un ataque por parte de Hezbolá, el partido-milicia chií que cuenta con el respaldo de Irán. "Puede que Hezbolá se haya fijado en el caso de la subida al poder de Hamás en Gaza y comprenda las limitaciones que imponen las responsabilidades de Estado", sostuvo Amos Yadlin, director saliente de la inteligencia militar israelí al diario Yedioth Ahronoth.

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Hezbolá puso el miércoles punto final al Gobierno de coalición de Líbano con la retirada de once ministros de su partido y de formaciones aliadas. Con este golpe de efecto, el todopoderoso partido chií pretende forzar a Beirut a desvincularse del tribunal que investiga la muerte del ex primer ministro Rafiq Hariri en 2005 y que según algunas filtraciones podría acusar a miembros de Hezbolá de participar en el atentado.

Consultas políticas

El próximo lunes está previsto que el presidente libanés, Michel Suleimán, lance las rondas de consultas con las formaciones políticas, con vistas a la formación de un nuevo Gobierno. Los expertos sostienen que será muy difícil lograr un acuerdo teniendo en cuenta la polarización del panorama político libanés.

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Dos grandes bloques políticos dividen a la nación. Por un lado, la coalición prooccidental conocida como Marzo 14 y por otro, el bloque que forman Hezbolá y el resto de aliados chiíes y cristianos. Los trabajos del tribunal internacional que investiga el magnicidio de 2005 han agudizado las diferencias entre los grupos políticos y religiosos. Mientras, Saad Hariri, primer ministro e hijo del fallecido defiende junto a las potencias occidentales las pesquisas criminales, Hezbolá y sus aliados rechazan lo que consideran injerencias extranjeras patrocinadas por el enemigo israelí.

Suleimán ha pedido a Saad Hariri que permanezca en su puesto como dirigente interino, mientras los partidos negocian la formación del nuevo Gobierno.

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