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La crisis hace tambalear la 'revolución naranja' en Ucrania

La recesión castiga a la industria y la deuda exterior se dispara - La popularidad de los dirigentes políticos, en mínimos

Pilar Bonet

La crisis económica se ha sumado a la crisis política en Ucrania. Los líderes de la revolución naranja de 2004, el presidente, Víktor Yúshenko, y la primera ministra, Yulia Timoshenko, y el jefe de la oposición, Víktor Yanukóvich, se han devaluado ante la sociedad (3,5%, 15,5% y 17,1% de índice de popularidad respectivamente). "Dan la impresión de no haber podido ponerse de acuerdo para nada, ni para construir el nuevo Estado en 2005 ni para salvarlo hoy", escribe el respetado semanario Zérkalo Nedelii.

Un duro golpe para Ucrania ha sido la caída de los precios del hierro y el acero, que suponen el 40% de sus exportaciones. El producto interior bruto (PIB), que creció con fuerza durante ocho años seguidos, se reducirá un 6% en 2009, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La caída de precios del hierro y el acero ha golpeado la economía
El FMI ha decidido congelar parte de un préstamo crucial para el país
El paro azota las regiones industriales del este, pilar económico ucranio
Los rusohablantes se quejan del aumento de su contribución al presupuesto estatal
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La moneda nacional, el grivnia, ha perdido un 60% de su valor frente al dólar y el Banco Central ha gastado el 8,6% de sus reservas en sostener el cambio de la divisa a 7,9-8,1 grivnias. En enero, las reservas menguantes eran de 28.820 millones de dólares (21.400 millones de euros) y el endeudamiento exterior creciente, de 103.200 millones de dólares, una cantidad equivalente al 56,7% del PIB, de la cual cerca de 38.000 millones correspondían al sector bancario.

Ante la falta de coordinación y el incumplimiento de los compromisos de los socios ucranios, el FMI congeló en febrero la entrega de 2.000 millones de dólares, el segundo tramo de un crédito de estabilización de 16.500 millones, cuyo primer tramo (4.500 millones) comenzó a facilitar en noviembre.

En busca de 5.000 millones más, los dirigentes ucranios han hecho gestiones en Moscú y en Pekín. Saben que los ajustes requeridos por el FMI tienen sus peligros. Ucrania, un país con fuertes disparidades entre los rusohablantes del este y los nacionalistas del oeste, celebra elecciones presidenciales en 2010 y algunos analistas consideran un mal síntoma el auge de un partido ultranacionalista antirruso, que recientemente obtuvo casi el 34% en unos comicios municipales en Ternópol (al oeste del país).

Mientras esperan una nueva evaluación del FMI, Yúshenko y Timoshenko se muestran optimistas. El presidente se declara convencido de que Ucrania cumplirá con el pago de la deuda y los intereses correspondientes en 2009, y la primera ministra cree ver signos de recuperación en las cifras de febrero (con relación a enero).

Una mirada más amplia indica que la producción industrial se redujo un 32,8% en los dos primeros meses de 2009 relacionados con el mismo periodo de 2008, y que la producción metalúrgica se contrajo en un 46% en enero respecto al mismo mes del año pasado. La producción industrial se reducirá un 15,4% y los ingresos reales de la población, un 40% en 2009, según pronósticos citados por la agencia Liga.

Las regiones industriales del este, pilar de la economía del país, viven con toda su crudeza la recesión. A la caída de los precios del metal siguió la de los precios del carbón. En Donetsk, la capital de la cuenca minera de Donbás, creen que la política de Kiev les dificulta la vida. "Si antes teníamos entre 2.000 y 3.000 parados en la ciudad, desde principios de año su número se ha incrementado hasta 10.000", afirma Nikolái Lévchenko, secretario municipal y miembro del partido Regiones, mayoritario en las zonas orientales. Donetsk tiene un millón de habitantes y un grave problema en las viejas minas que el Estado ni clausura, ni privatiza ni moderniza.

Alexandr Lukiánchenko, el alcalde de Donetsk, pasa por el Ministerio de la Industria del Carbón cada vez que visita Kiev, incluso si el motivo de su viaje es informar sobre la construcción del superestadio para el Campeonato Europeo de Fútbol de 2012, un recinto para 50.000 personas patrocinado por Renat Ajmétov, que con 1.800 millones de dólares, tiene la segunda fortuna del país, según la revista Forbes. Ajmétov, propietario del club de fútbol Shajtar, es diputado de la Rada (el Parlamento estatal) por el partido Regiones, del que es considerado el principal sostén financiero.

"Si en Italia el desequilibrio es norte-sur, aquí es este-oeste. Nosotros, rusohablantes y de tradiciones ortodoxas, estamos financiando el oeste del país, formado por católicos ucraniohablantes que nos imponen su sistema de valores y un proyecto ajeno", dice Lévchenko que se queja de un aumento "político e injustificado" de las contribuciones de Donetsk al presupuesto estatal. Lévchenko denuncia los obstáculos entre Ucrania y Rusia. "De Ginebra, en Suiza, al centro de esquí de Courchevel, en Francia, pasé la frontera a 150 kilómetros por hora, y de Donetsk, en Ucrania, a la vecina ciudad de Rostov sobre el Don, en Rusia, pasé dos horas en la frontera", dice.

Los que trabajan en empresas afectadas por la crisis envidian a los trabajadores de System Capital Management (SCM), el grupo industrial y financiero creado por Ajmétov, que emplea a 165.000 personas. SCM comenzó en el sector metalúrgico y minero, pero está hoy muy diversificado (desde telecomunicaciones a medios de comunicación) y opera también en la Unión Europea.

Según su director de Relaciones Internacionales, el británico Jock Mendoza-Wilson, las empresas metalúrgicas del grupo han reducido el consumo de gas en un 40%, sustituyéndolo en parte con carbón, y sortean la crisis sin reducir los sueldos y vendiendo la producción "donde se puede", desde el norte de África a los países de Oriente Próximo. La división energética del grupo ha reducido la jornada laboral a cuatro días por semana.

Los restaurantes y supermercados de Donetsk están poco concurridos, pero el alumbrado público no escatima luz al servicio de las opulentas columnas estalinistas que caracterizan las fachadas representativas de la ciudad. En el hotel Donetsk Palace, uno de los negocios de Ajmétov, la cúpula brilla en la noche, lo que, según una periodista local, significa que la gran suite está ocupada. Tal vez por alguno de los artistas rusos de gira que se anuncian en las carteleras.

Manifestación a favor de Yúshenko y Yanukóvich en 2007.
Manifestación a favor de Yúshenko y Yanukóvich en 2007.REUTERS

Casi dos décadas como Estado independiente

- Independencia. El 90% de los electores aprobó la autonomía en un referéndum celebrado el 1 de diciembre de 1990 tras el desmoronamiento de la URSS.

- Acercamiento a Europa. Kiev toma distancia de Moscú y se aproxima al bloque occidental con la firma en 1994 de un acuerdo de asociación y cooperación con la Unión Europea. Un año después entra en el Consejo de Europa.

- Relación con la OTAN. En 1997, Ucrania firma en Madrid una carta de asociación con la Alianza.

- 'Revolución naranja'. El fraude electoral en la segunda vuelta de las presidenciales y el envenenamiento del candidato opositor, Víktor Yúshenko (del que se acusa a los servicios secretos rusos), espolean a la sociedad. El 22 de noviembre de 2004, decenas de miles de personas toman las calles y logran la repetición de las votaciones, en las que Yúshenko derrota a Víktor Yanukóvich, el candidato gubernamental.

- Socio estratégico de Estados Unidos. Kiev y Washington inician en abril de 2005 una "alianza estratégica", según el presidente George W. Bush, que defiende la entrada de Ucrania en la OTAN y la Organización Mundial de Comercio (OMC).

- Enfrentamiento con Moscú. Rusia corta en enero de 2006 el suministro de gas a Europa a través de Ucrania tras acusar a Kiev de robarlo. El corte es interpretado como una medida de presión de Moscú contra los flirteos de Kiev con Occidente.

- Entrada en la OMC. Ucrania se convierte en el 152º miembro de la OMC en mayo de 2008.

- La coalición prooccidental se debilita. Las rivalidades entre el presidente, Víktor Yúshenko, y la primera ministra, Yulia Timoshenko, acaban en septiembre de 2008 con la coalición que les llevó al poder tras la revolución naranja. Tres meses después restablecen lazos con vistas a las próximas elecciones, previstas para enero de 2010.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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