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Una década de homicidios de jóvenes en Brasil

Un estudio en 556 municipios muestra que este tipo de delitos subió un 36% entre 1996 y 2006

El número de homicidios que tienen como víctimas a los jóvenes en Brasil creció en un 36% en la década entre 1996 y 2006, a pesar de que de 2002 a 2004 este índice disminuyó en un 5% gracias a las campañas de desarme llevadas a cabo por el Gobierno.

Así lo explicó ayer en Brasilia Julio Jacob Wailselffisz, representante de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), al hacer público un informe del Instituto Sangari y la Red de Información Tecnológica Latinoamericana (RITLA). Según estos datos, el número de homicidios de jóvenes entre 14 y 20 años pasó en esa década de 13.186 a 17.312.

Para la elaboración del estudio se analizó la situación en 556 municipios. En ellos, a pesar de representar tan sólo el 10% del total de municipios del país —5.564—, se concentra el 44,1% de la población. Durante 2006 registraron el 73,3% de los homicidios de jóvenes, un índice 40 veces mayor que el de países como Reino Unido o Japón.

Entre los grupos sociales, el mayor número de víctimas corresponde al de los negros, que suelen ser los menos escolarizados y por tanto los que tropiezan con mayores dificultades a la hora de encontrar trabajo. Los que lo hacen ocupan los puestos más bajos y peor remunerados. De ahí que acaben cayendo en las redes de los traficantes de droga y en las luchas internas de bandas rivales y de éstas con las fuerzas del orden.

Según Wailselffisz, una de las novedades que muestra el informe es que el número de homicidios de jóvenes se está trasladando de las grandes urbes a las periferias y al interior del país, debido a la creación de nuevos núcleos industriales y a la política de desarme y de lucha contra la violencia implantada en los centros metropolitanos.

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Sin embargo, según el sociólogo Eduardo Cerqueira Batituci, el traslado de la violencia a las periferias y a las zonas rurales depende más bien de la situación de cada región y explica que no se trata de un hecho puntual ni novedoso. Por ejemplo, en el Estado de Minas Gerais, el tercero del país despues de São Paulo y Río de Janeiro, la mayor tasa de homicidios se concentra en las ciudades, sobre todo en la capital, Belo Horizonte. En Río, donde se registra el mayor número de homicidios de jóvenes (879 en la década estudiada), los homicidios abundan en las periferias pobres, como la Baixada Fluminense. En el interior, como en los Estados de Mato Grosso, Goiás o Roraima, los homicidios y la violencia en general no están localizados en las grandes ciudades, sino en las zonas rurales.

Según los sociólogos, la simple represión policial no contribuye a la disminución de los homicidios de jóvenes. Por el momento, lo único que ha producido resultados positivos en algunas zonas han sido las políticas de desarme, unidas a la regulación de la posesión legal de armas de fuego y a las políticas sociales, que permiten a los jóvenes formar parte del mercado laboral y escapar así de las garras de los narcotraficantes.

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