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La detención de un gobernador rival congela el diálogo

La detención realizada ayer por el Ejército boliviano del gobernador de la provincia norteña de Pando, Leopoldo Fernández, acusado de no acatar el estado de sitio impuesto en esa región, interrumpió la reunión del Ejecutivo y la oposición regional para concretar un proceso de diálogo. No obstante, el prefecto de Santa Cruz, el opositor Rubén Costas, anunció que firmará el preacuerdo de diálogo con el Gobierno. Costas, uno de los más duros opositores a Morales, dijo hablar sólo en nombre de su región y defendió el diálogo como "el único camino".

Los militares que imponen el estado de sitio en Cobija, capital de Pando, ocuparon la sede de la prefectura y detuvieron a Fernández, a quien el Ejecutivo boliviano responsabiliza de la muerte de entre 15 y 30 personas durante los recientes enfrentamientos con los seguidores de Morales. La fiscalía acusa a Fernández de "genocidio" y pide que sea condenado a 30 años de cárcel.

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Al conocer la noticia de la detención, Mario Cossio, gobernador de Tarija y portavoz de los opositores autonomistas, abandonó la mesa de negociaciones. "El diálogo no ha muerto pero agoniza", declaró Cossío al llegar a la ciudad de Santa Cruz, mientras que Evo Morales se defendió afirmando que se trata de una "detención en el marco del estado de sitio, legal y constitucional". "Nadie puede oponerse, más cuando se trata de respetar la vida", dijo Morales en la conferencia de prensa convocada en la Casa de Gobierno de La Paz.

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