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El director del MI5, pese a las acusaciones de tortura: "Se han evitado ataques"

El servicio británico de espionaje se enfrenta a varias denuncias por malos tratos

El director general del servicio de espionaje interno del Reino Unido, Jonathan Evans, ha hecho una airada defensa de la cooperación en cuestiones de inteligencia con Estados Unidos y otros países acusados del uso de torturas. Es la primera vez que el máximo responsable de la Inteligencia británica se refiere al trabajo del MI5 tras las demandas por malos tratos interpuestas por varios detenidos.

Según informa el diario The Times, el responsable del MI5 ha hablado de los abusos que pesan sobre el servicio de espionaje británico para asegurar que el trabajo hecho después de los atentados del 11 de septiembre ha servido para evitar "muchos ataques".

En una conferencia en la Universidad de Bristol, Evans ha abierto de nuevo el debate que cae sobre el MI5, que se enfrenta a las denuncias presentadas ante la justicia británica por distintos reclusos. El director general afirma que la labor realizada en los últimos años se ha llevado a cabo bajo la amenaza de un posible ataque "inmediato" de Al Qaeda. "Tal tipo de inteligencia fue tan importante como la salvaguardia y seguridad de Reino Unido", ha dicho Evans. "Salvó vidas británicas. Muchos ataques se han evitado como resultado de una efectiva cooperación internacional en inteligencia desde el 11-S", ha añadido.

El MI5 se enfrenta a varias denuncias por malos tratos y discriminaciones. El pasado mayo un británico sospechoso de terrorismo ha acusado al servicio de espionaje interno del Reino Unido de permitir su tortura a manos de los servicios secretos de Bangladesh, por lo que ha impuesto una demanda contra al Gobierno. También un ex preso de la cárcel estadounidense de Guantánamo (Cuba), llamado Binyam Mohamed, ha acusado a la agencia de inteligencia de complicidad en las torturas que sufrió en Pakistán y Marruecos. Scotland Yard ha afirmó en abril que investigaba informaciones relativas a la complicidad de las fuerzas de seguridad británicas en el abuso de 29 reclusos, incluidos nacionales del Reino Unido, en el extranjero.

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