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La discriminación de la ignorancia

Polémico proyecto en Brasil para adjudicar el 50% de las plazas universitarias a negros e indios.- Una enmienda pide que se extiendan las cuotas a los pobres

Juan Arias

Una nueva polémica está servida en Brasil: ¿deben tener preferencia para entrar en la Universidad pública y en las escuelas técnicas los negros y los indios? ¿Quiénes pueden ser considerados negros en un país como Brasil, donde ya menos de la mitad de la población es blanca? Además, aunque casi todos los negros e indios provienen de familias pobres, no todos los pobres son negros o indios. Este aspecto, el de la renta familiar como criterio para acceder a las cuotas reservadas para entrar en la Universidad, es lo que ha suscitado el debate en todo el país.

En un primer proyecto, enviado al Parlamento, el Gobierno proponía adjudicar el 50% de las plazas de las Universidades públicas a los negros y a los indios. Pero el diputado socialdemócrata y ex ministro de Educación Paulo Renato Souza propuso una enmienda para que los estudiantes de familias que sólo perciben el salario mínimo, fueran o no negros o indios, pudiesen acceder también a estas plazas.

La enmienda de Souza fue aprobada el pasado 20 de noviembre por el Parlamento, aunque ahora debe ser ratificada por el Senado. Y dicha enmienda ha sido precisamente el detonante de la polémica.

Ésta se desarrolla a varios niveles. Hay quien defiende las cuotas a pie juntillas, como un resarcimiento por los daños causados a los negros e indígenas, que durante siglos han estado marginados y sin poder estudiar en la Universidad. Brasil fue el último país del mundo que abolió la esclavitud, en 1888. Los negros esclavos fueron puestos en libertad, pero el Estado no se comprometió a darles educación y desde entonces arrastran esa triste herencia. Hoy, el 90% de los analfabetos brasileños son negros o mestizos. Las cuotas son, pues, un asunto de pura justicia, según sus defensores.

Sin embargo, quienes se oponen -entre ellos, no pocos rectores y profesores de las Universidades públicas- alegan que de nada servirá dejar a esos alumnos entrar en la Universidad si no llegan con la preparación media de los demás alumnos, ya que antes de seis meses acabarán abandonando los estudios al no poder seguir el ritmo de la Universidad.

Los partidarios de las cuotas, a su vez, responden con la exigencia de que la trayectoria de los alumnos negros, indios o pobres sea seguida y apoyada de forma especial para que puedan realizar los cursos universitarios al mismo nivel que los demás alumnos.

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Otra de las objeciones se refiere al hecho de que en Brasil es difícil utilizar criterios para definir quién es negro o mestizo, dada la enorme mezcla de razas en todo el país. ¿Cómo decidir que un alumno es suficientemente negro para poder aspirar al privilegio de las cuotas? Una vez, el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, hablando del gran mestizaje de Brasil, dijo con humor que todo brasileño es "colorido" y añadió, refiriéndose a sí mismo: "Miren mi cara: también yo soy de color".

Los contrarios a las cuotas esgrimen el argumento de que, si la escuela pública tuviera la suficiente calidad, todos, pobres o menos pobres, negros o blancos, podrían aspirar a ingresar en la Universidad sin necesidad de cuotas. Entrarían los que más valiesen, fuera cual fuese la clase a la que pertenezcan. Lo que ocurre actualmente es que, sólo con la preparación de la escuela pública, pocos alumnos acaban los estudios secundarios con la formación necesaria para poder pasar el examen de ingreso a la Universidad obligatorio.

Sobre este punto ha insistido el ex ministro de Educación y senador Cristovam Buarque, quien opina que la verdadera discriminación no se da entre negros y blancos, sino que se perpetra en las escuelas públicas, a las que acuden los más pobres del país y que no preparan a sus alumnos, sean negros o blancos, para entrar en la Universidad.

Niños negros y mestizos en una favela de Río de Janeiro
Niños negros y mestizos en una favela de Río de JaneiroBERNARDO PÉREZ

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