_
_
_
_
_
Tensión en Irán

Los duros del régimen piden la pena de muerte para los cabecillas de la revuelta

Ángeles Espinosa

Pena de muerte para quienes lideran las protestas contra la reelección de Mahmud Ahmadineyad y más controles para la prensa extranjera. Eso es lo que pidió ayer el ayatolá Ahmad Jatamí desde el púlpito de la plegaria del viernes en la Universidad de Teherán. Jatamí (sin relación con el ex presidente Mohamed Jatamí) es un aliado fiel del líder supremo y de Ahmadineyad. Sus palabras reflejan el empeño de los ultraconservadores en no ceder. Pero en una nueva muestra de las divergencias en la cúpula clerical, el gran ayatolá Naser Makarem Shirazí hizo un llamamiento a la "reconciliación nacional".

"Quiero que el poder judicial castigue a los cabecillas de los alborotadores con firmeza y sin mostrar ninguna compasión para que sirva de lección a todos", lanzó el ayatolá Jatamí. Para ello sugirió que la fiscalía acuse a los responsables de ser mohareb, un término árabe que en la legislación islámica (sharía) se aplica a quien combate contra Dios y que está castigado con la pena capital.

Más información
Obama y Merkel condenan la represión
Musaví rechaza formar parte de la comisión que revisará las votaciones en Irán
Ahmadineyad dice que las palabras de Obama contradicen su deseo de cambio
Teherán detiene a ocho empleados iraníes de la embajada británica
La censura llega también a los gritos de protesta

Jatamí, uno de los clérigos más conservadores de la Asamblea de Expertos, también acusó a los periodistas extranjeros de falsificar su información. "Fíjense en el asunto de esa dama que fue asesinada y por quien Obama ha vertido lágrimas de cocodrilo. Cualquiera que vea el vídeo se da cuenta que son los alborotadores quienes la asesinaron", dijo. Se refería a la muerte de Neda Agha Soltan, cuya agonía desangrándose en una calle de Teherán ha dado la vuelta al mundo.

Con el trasfondo de la protesta callejera aplastada, el radicalismo de Jatamí transmite la imagen de un cierre de filas del régimen en torno al líder supremo, el ayatolá Alí Jameneí. Sin embargo, hay signos de que la cúpula clerical está dividida y de que continúa la lucha interna aunque todos tengan interés por mantenerla dentro de los márgenes institucionales. Así lo recordó el llamamiento a la "reconciliación nacional" del gran ayatolá Shirazí, uno de los más influyentes en tanto que fuente de emulación para gran número de chiíes. "Debe hacerse algo para asegurarse de que no quedan ascuas ardiendo bajo las cenizas, y que las hostilidades, el antagonismo y las rivalidades se transforman en amistad y cooperación entre todas las partes", pide en un comentario recogido en el sitio web de PressTV.

Otro signo de las dificultades que el líder está encontrando para imponer su visión sobre el sector crítico del régimen son las vacilaciones del Consejo de Guardianes. Anoche ese órgano de supervisión electoral anunció la creación de una comisión especial para investigar el polémico resultado de los comicios. La medida, que parece un gesto hacia el candidato de la oposición que había pedido una investigación independiente, contrasta sin embargo con las declaraciones previas del portavoz del Consejo. Abbas Ali Kadkhodaí que había calificado los comicios como "los más limpios" desde la revolución de 1979.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_