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La economía de Bahréin se resiente por las protestas

La hostelería y el comercio son los sectores más afectados, aunque el financiero teme las consecuencias. - Las pérdidas inmediatas ascienden a 200 millones de dólares

EL PAÍS

"Venimos sin reserva", bromea un residente extranjero en Bahréin al entrar en Abdel Wahab. El maitre hace un gesto resignado. El restaurante, que antes de que empezaran las protestas hace dos semanas se llenaba a diario, está vacío. Aunque tras la retirada de los soldados de la plaza de la Perla Manama ha recuperado casi la normalidad, el país está acusando el efecto de las protestas. La hostelería y el comercio han sido los más afectados, pero el sector financiero teme las consecuencias si la situación se prolonga.

Bahréin, una de las economías más diversificadas del golfo Pérsico, se apoya en las finanzas y en el turismo para completar los ingresos del petróleo (apenas un 11% del PIB, pero aún el 60% de las exportaciones y el 70% de los ingresos del Gobierno). Sin embargo, con el sonido de los primeros disparos y las noticias de muertos, el país empezó a vaciarse. Los expatriados que trabajan para firmas internacionales enviaron a sus familias a casa y se interrumpió el flujo de turistas saudíes que a diario cruzaban el puente (unos 9.000 coches de media) en busca del clima más liberal de esta isla de 1,3 millones de habitantes, la mitad de ellos extranjeros.

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De repente, restaurantes, hoteles, clubs de alterne y centros comerciales se sumieron en un extraño silencio. La protesta en la plaza de la Perla llegó a paralizar el cercano mercado central. En los primeros días, algunas de la media docena de grandes superficies que se encuentran en la zona ni siquiera abrieron. Todavía no han recuperado su pulso habitual. En el Marina Mall, uno de esos templos del consumo, los clientes (y los ingresos) se han reducido a la mitad, según contaba su responsable de operaciones al Gulf Daily News.

Solo la venta de banderas nacionales experimentó una repentina bonanza durante los peores disturbios que ha vivido el país en dos décadas. Los talleres de costura aparcaron sus pedidos habituales para fabricar enseñas rojiblancas de todos los tamaños.

Incluso ahora, una vez que el Gobierno ha retirado los tanques y decidido permitir las protestas pacíficas, la incertidumbre sobre el resultado de ese pulso político frena el retorno a la normalidad. La cancelación del Gran Premio de Fórmula Uno, que debía haberse celebrado el próximo día 13, es sólo el ejemplo más visible del golpe que ha recibido la hostelería. La cita reúne a 40.000 visitantes cada año y los hoteles habían puesto el cartel de completo para toda la semana de las carreras.

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Ese sector, en el que según datos de la prensa local trabajan 18.000 personas, 4.000 de ellas bahreiníes, depende además de un calendario de conferencias, seminarios y exhibiciones, muchas de las cuales están en el aire. Incluso se han cancelado banquetes de boda, un negocio que también se alimenta de la vecina Arabia Saudí, donde las restricciones sociales impiden el consumo de alcohol y la mezcla de hombres y mujeres en público. Algunos hoteles han cerrado restaurantes por falta de clientes.

Jarmo Kotilaine, economista jefe de NCB Capital, ha estimado las pérdidas inmediatas en 200 millones de dólares (145 millones de euros). En la comunidad de negocios se teme que la recuperación no sea posible hasta la segunda mitad de este año.

Durante un programa de televisión, la empresaria Afnan al Zayani expresó el martes su preocupación de que Bahréin pierda su reputación económica. El país se hizo un nombre como centro financiero en los años ochenta del siglo pasado cuando los bancos que gestionaban la riqueza regional abandonaron Beirut debido a la guerra civil. Hoy, el sector supone una cuarta parte del PIB y constituye uno de los pilares de la estrategia del Gobierno para crear empleos para los jóvenes. De hecho, creció un 1,5% en 2010 y emplea emplea a 14.342 personas, según la asociación de banca.

Esa misma fuente ha alertado del impacto que la continuación de las protestas puede tener en el empleo y la liquidez. De momento, el Banco Central asegura que no ha habido fuga de capitales y mantiene previsión crecimiento entre un 4% y un 5% para este año.

Más precavidos, el inversor Sharq al Dosary y un grupo de hombres de negocios ha presentado una demanda judicial contra los organizadores de la acampada de la plaza de la Perla porque afectan negativamente a sus negocios, informaba ayer el diario Al Ajbar al Jalich. Temen que la protesta lleve a los inversores internacionales a retirar su capital de importantes proyectos.

Miles de manifestantes participan en una protesta por el centro de la capital hasta la Plaza Lulu para renovar las demandas de cambio del Gobierno.
Miles de manifestantes participan en una protesta por el centro de la capital hasta la Plaza Lulu para renovar las demandas de cambio del Gobierno.MAZEN MAHDI (EFE)

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