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Bush y Putin se unen contra un Irán nuclear

Los presidentes se comprometen a "trabajar juntos" para cerrar la crisis del escudo antimisiles

Antonio Caño

Los presidentes de Estados Unidos y Rusia coincidieron ayer en la preocupación que representa el desarrollo de tecnología para la fabricación de armas nucleares en Irán, y decidieron enviar "un fuerte mensaje" conjunto para presionar al Gobierno iraní con el propósito de que colabore con los inspectores de la ONU en esa materia. En una cumbre destinada a detener el deterioro sufrido por las relaciones bilaterales en los últimos meses, los dos líderes decidieron también "trabajar juntos" en la búsqueda de un sistema alternativo al escudo antimisiles que Washington tiene proyectado instalar en el este de Europa. Por encima de todo, el logro mayor de la reunión de dos días en Kennebunkport (Maine, EE UU) fue el nuevo ambiente de cordialidad aparentemente creado.

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Muchas sonrisas, muchos signos de afecto y muchas palabras de cordialidad aparecieron en la breve comparecencia de George W. Bush y Vladímir Putin ante los periodistas en la residencia del padre de Bush, que ha actuado como anfitrión y mediador del encuentro. "Hemos revisado diversos aspectos bilaterales e internacionales, y frecuentemente con coincidencias", dijo Putin. "Ha sido un diálogo consistente, transparente e importante", comentó Bush.

Poco, por supuesto, en cuanto a acuerdos precisos sobre temas concretos. Pero mucho, por la impresión dada, en cuanto a la creación de un clima de cooperación que permitiría superar en el futuro las diferencias sin nuevas tensiones.

El mayor avance parece haberse producido en relación con Irán. Bush manifestó que tanto Rusia como Estados Unidos eran conscientes de que cuando hablan con una sola voz en asuntos internacionales, se escucha "un mensaje claro y fuerte". "Éste es el mensaje que queremos enviar ahora al Gobierno de Irán", afirmó.

El presidente norteamericano dijo que ambos jefes de Estado habían estado de acuerdo en "la preocupación" que representa el desafío nuclear de Irán. Putin quiso añadir, no obstante, que últimamente se habían observado "algunos signos de cooperación" por parte de las autoridades iraníes. Ningún paso anunciado respecto a la posibilidad de aprobar nuevas sanciones contra Teherán.

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Putin asintió visiblemente con la cabeza cuando Bush explicó que ambos habían decidido "trabajar juntos, y en colaboración con la OTAN", con vistas a resolver el litigio sobre el sistema antimisiles que Estados Unidos quiere instalar en la República Checa y en Polonia y al que se opone rotundamente Rusia.

Aunque Bush y Putin han estado juntos durante muchas horas, la cumbre se ha caracterizado por más momentos de charla familiar e informal que por verdaderas conversaciones políticas. Además del rato de pesca al que los dos presidentes fueron invitados por el ex presidente George Bush, compartieron una larga cena el domingo y una comida ayer dedicadas a charlar sobre asuntos diversos sin un orden del día previo. Entre otras cosas, según portavoces de ambos países, hablaron sobre las elecciones que tendrán lugar el año próximo en ambos países y que servirán para encontrar sustitutos a ambos.

En cuanto a la aproximación personal entre Bush y Putin, estos dos días de reuniones parecen haber sido un éxito. "No podíamos anticipar la calidez y la hospitalidad con la que Bush nos ha recibido. El presidente está muy satisfecho", dijo ayer el portavoz del Kremlin, Dimitry Peskov.

El máximo compromiso de la cumbre sería, por tanto, el de estar de acuerdo en discrepar, como suele decirse en los casos en los que las posiciones de las dos partes están muy alejadas y no se han producido resultados concretos.

En efecto, aunque sea en un tono más cordial, EE UU y Rusia mantienen sus diferencias en asuntos como la independencia de Kosovo, a la que se opone Moscú, el futuro de los tratados de desarme o, más importante aún, la calidad de la democracia rusa y la política internacional de la Administración norteamericana.

Ambos presidentes se han presentado en Kennebunkport como los líderes de grandes potencias que no aceptan intromisiones en sus propias políticas. Nunca hubo duda de que Bush lo era, pero hacía tiempo que Washington no conocía a nadie en el Kremlin que reclamase también ese papel.

Esta cumbre ha servido, desde ese punto de vista, para recordar a Estados Unidos que sus relaciones con Rusia tienen que seguir siendo una prioridad y que de ellas depende en gran medida la estabilidad internacional. Con la cordialidad de un escenario favorable al entendimiento, Putin ha venido a decirle a Bush que cualquier intento de aislar a Rusia, de marginar a su país en el contexto internacional, puede tener consecuencias peligrosas para todos.

El ex presidente Bush observa a Putin mientras éste acaricia a su perro en Kennebunkport.
El ex presidente Bush observa a Putin mientras éste acaricia a su perro en Kennebunkport.AP

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