Los 22 países asistentes logran un acuerdo sobre pensiones
La 17ª Cumbre Iberoamericana, que se inaugura esta noche en Santiago de Chile, va a marcar un hito con la firma del primer acuerdo concreto, llamado a tener efectos prácticos para los ciudadanos, que este sistema de relaciones regionales ha producido en su ya dilatada historia. Los 22 países que lo integran tienen previsto, en efecto, comprometerse a reconocer recíprocamente los derechos pasivos devengados por un trabajador en cualquier Estado de la zona, de modo que puedan ser acumulados para definir una pensión global pagadera por el país en el que el trabajador termine su vida laboral.
En el contexto actual de las grandes migraciones, la medida resulta revolucionaria. Un costarricense que haya trabajado 15 años en Costa Rica y luego 10 en España no tiene hoy derecho a jubilación, porque no cumple los periodos mínimos de cotización previstos en cada uno de los dos países. Tras la firma en Santiago del Convenio Multilateral Iberoamericano de Seguridad Social, podrá jubilarse en España y percibir una pensión española. O elegir el país de su jubilación y residencia final, si ha trabajado en tres o más Estados de la zona.
Un objetivo ambicioso
El objetivo es tremendamente ambicioso incluso para una comunidad estructurada, como la Unión Europea. Prueba de ello es que el acuerdo prevé explícitamente que no tendrá aplicación entre Portugal y España. En el caso de las cumbres, configuradas como un sistema de relaciones que carece de base jurídica específica, el salto es increíble.
La puesta en marcha del convenio no será sencilla y su firma en Santiago representará un paso más, aunque decisivo, en el proceso de negociación del acuerdo iniciado, también hace dos años, en la Cumbre de Salamanca. El compromiso habrá de ser ratificado por los 22, pero requiere, además, un "Acuerdo Administrativo de Aplicación" del que dependen detalles tan esenciales como la integración de los distintos elementos de las pensiones y, en definitiva, el reparto de su coste. Queda, pues, mucha negociación abierta, y la secretaria de Estado de Exteriores, Trinidad Jiménez, no se siente capaz de prever una fecha, ni siquiera aproximada, de entrada en vigor del covenio.
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