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La emboscada 'narco' que mató a cinco soldados desafía al Gobierno mexicano

Los sicarios perpetraron el más sangriento ataque contra el Ejército desde 1994

La muerte de cinco militares en una emboscada realizada por un comando armado del narcotráfico en el Estado de Michoacán es un desafío al Gobierno del presidente de México, Felipe Calderón, que en diciembre pasado declaró la guerra a los carteles de las drogas. Los sicarios perpetraron su más sangriento golpe contra las Fuerzas Armadas y escenificaron un ataque de una magnitud que no se conocía desde enero de 1994, cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional causó siete bajas mortales a una patrulla en el Estado de Chiapas.

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En una acción con tintes paramilitares, los asesinos mostraron un gran poder de fuego y organización, ya que atacaron en el municipio de Caruácaro, en la Tierra Caliente del Estado de Michoacán (occidente), donde desde hace casi cinco meses miles de soldados y policías instalaron cuarteles para combatir a las bandas del narco.

En una primera respuesta al reto lanzado con la emboscada, el secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván, advirtió que el narcotráfico no doblegará la lucha de las fuerzas armadas en contra del crimen organizado.

Calderón dijo que los militares "murieron como héroes y como héroes serán tratados y recordados", al tiempo que asumió que las batallas por venir serán duras. Esta guerra "la vamos a ganar, pero por desgracia nos va a costar recursos, nos va a tomar tiempo y desgraciadamente también vidas humanas", declaró.

Para José Revelés, periodista e investigador de temas de seguridad y narcotráfico, el ataque armado contra el Ejército es grave en cualquier contexto. Hace unas tres décadas se atribuía a los guerrilleros estas acciones, pero ahora "es el narco que está retando [al Gobierno], como diciendo 'conmigo no puedes'. Es un reto público y, en parte, resultado del tipo de operativo, a tontas y locas", de las autoridades, señala Revelés.

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En su opinión, las acciones coordinadas de las Fuerzas Armadas, policías federales y estatales tienen una finalidad de disuasión y decir a la sociedad que allí está la fuerza del Estado. Pero los operativos, que mucho tienen de mediático, son "doblemente riesgosos, afectan a población que nada tiene que ver con el crimen organizado" y acciones como la de Michoacán "los dejan muy mal parados ante la sociedad".

El analista político Salvador García Soto explicó que los atacantes demostraron una gran capacidad de organización y penetración en instituciones públicas. El comando estaba compuesto por unas 30 personas encapuchadas y armadas con fusiles de alto poder e incluso granadas. García Soto plantea la posibilidad de que los militares hayan sido "traicionados, puestos en una trampa. Lo que evidencia hasta donde está metido el narco".

Búsqueda en Michoacán

Más de 1.000 soldados y policías federales y estatales peinan la Tierra Caliente michoacana en búsqueda de los atacantes, después de que el general Guillermo Almazán declarara que la muerte de los soldados "nos obliga a las fuerzas de tierra, mar y aire a redoblar esfuerzos en la lucha contra el crimen organizado, para mantener la tranquilidad y garantizar la seguridad de la población y recuperar los espacios que por derecho pertenecen a la sociedad". Almazán recordó que 512 miembros de las Fuerzas Armadas y 39 de de la Armada han caído muertos desde 1976 en el combate al narcotráfico.

El presidente de México, Felipe Calderón (centro), el miércoles, durante el homenaje a los soldados muertos.
El presidente de México, Felipe Calderón (centro), el miércoles, durante el homenaje a los soldados muertos.EFE

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