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Una energía que divide a la UE

Andreu Missé

El peso de la energía nuclear es muy desigual en la UE. Mientras en Francia representa el 78% y en Lituania el 72% de la generación de electricidad, un total de 12 países (Austria, Dinamarca, Grecia, Irlanda, Italia, Estonia, Chipre, Letonia, Luxemburgo, Polonia, Portugal y Malta) carecen de esta fuente de energía.

En el conjunto de la Unión la energía atómica representa el 6% del consumo final; el 15% del consumo de energía comercial primaria y el 29% de la generación eléctrica. La Comisión Europea mantiene oficialmente una escrupulosa imparcialidad sobre el uso de la energía atómica, pero en el documento estratégico sobre la política energética advierte: "Corresponde a cada Estado miembro decidir si confía o no en la energía nuclear para generar electricidad. Sin embargo, en el caso de que el nivel de energía nuclear se reduzca en la UE, es esencial que esta reducción sea compensada con la introducción de otras energías suplementarias bajas en emisión de carbono, de lo contrario el objetivo de reducir las emisiones de gas de efecto invernadero no se cumplirá".

Actualmente en Europa sólo se construyen nuevos reactores, los llamados de tercera generación en Francia y Finlandia, con un coste de más de 3.000 millones de euros cada uno. También tienen planes de construcción en distinto grado de desarrollo, Bulgaria, Eslovaquia, Rumania y Lituania. Por el contrario, otros países, como Alemania, Bélgica, Italia, Suecia y España, mantienen una moratoria.

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