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Entrevista:MIJAÍL GORBACHOV | Ex presidente de la Unión Soviética

Gorbachov: "El escudo antimisiles es contra Rusia"

Andrea Rizzi

Mijaíl Gorbachov (Privolnoye, 1931), líder de la Unión Soviética desde 1985 hasta 1991 y premio Nobel de la Paz, concedió esta entrevista ayer en Madrid, ciudad en la que se encontraba de paso rumbo a la Expo de Zaragoza, en donde está previsto que pronuncie hoy un discurso. Gorbachov manifestó su decepción hacia un Occidente que ha incumplido sus promesas y avisó de que Rusia ya no está dispuesta a aceptar el liderazgo y lecciones de Estados Unidos. "Rusia no danzará al ritmo de la música de otros. Quiere ser tratada de igual a igual".

Pregunta. Hubo un momento tras la caída del muro de Berlín en el que pareció que el espacio entre Vladivostok y Vancouver podría convertirse en un único bando...

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Respuesta. [Sin esperar a que se complete la pregunta]. ¡Eso fue posible! No era una ilusión; hubo un momento en el que fue posible.

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P. ¿Es ésa ahora una visión rota, al menos para otra generación?

R. La historia de los últimos 15 años muestra que esa visión era correcta, y sigue siéndolo. Pero cuando la URSS se derrumbó, algunos perdieron la cabeza. La UE empezó a expandirse a un ritmo tremendo. Lo mismo hizo la OTAN. Una decisión particularmente peligrosa, que se tomó a pesar de promesas contrarias. Así, asistimos ahora a estas nuevas tensiones, fricciones.

P. ¿Es verdad que James Baker [ex secretario de Estado de EE UU] le prometió que la OTAN no se expandiría hacia el Este si usted avalaba la reunificación de Alemania y la permanencia del nuevo sujeto en la Alianza?

R. No fue una promesa a mí; fue hecha al mundo. Está grabada en el memorando de la conversación que mantuvimos.

P. ¿La acción de Rusia en Georgia fue un mensaje en contra de esa dinámica?

R. No. No fue ningún mensaje. Lo prueba el hecho de que en Transdniéster, las autoridades rusas están muy cercanas a cerrar un compromiso con Moldavia según el cual ese territorio queda integrado en ese país, con ciertas garantías de autonomía. En el caso de Osetia del Sur, también estábamos dispuestos a hablar.

P. ¿El presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, actuó por su cuenta?

R. No, claro que no.

P. ¿Quién le aconsejó?

R. Si no lo sabe, tendré que decírselo: Estados Unidos. Pero también algunos países miembros de la UE. Washington ha armado abundantemente a Georgia. Ucrania, también. Nadie puede forzar a nadie a que haga algo como lo que hizo Saakashvili. Pero seguramente había un plan para resolver ese problema por medios militares.

P. ¿Y ahora qué espera?

[La reunión en Moscú entre Sarkozy, Barroso, Solana y Medvédev no había terminado todavía].

R. Ahora, Rusia actuará con responsabilidad, pero no aceptará que sus intereses nacionales sean ignorados. Europa tiene que revisar su posición. Las administraciones de Clinton y de Bush empezaron unos juegos geopolíticos que han abierto nuevas líneas de división en el continente. Siento que EE UU no haya sido un buen consejero de Europa en estos años. Los europeos deberíamos decir a los amigos estadounidenses que reconocemos sus logros y su poder, pero que no aceptamos su liderazgo. No aceptaremos instrucciones de política internacional o económica. Las directrices que dio el FMI a Rusia a principio de los noventa fueron un desastre.

P. ¿Hacia dónde habría que ir entonces?

R. Europa debería impulsar una nueva arquitectura de seguridad europea con la constitución de un Consejo de Seguridad continental. Un directorio en el que estén representadas todas las naciones europeas y, por ejemplo, con poderes para acciones de mantenimiento de la paz. Así saldríamos de una situación en la que EE UU domina la agenda. Algo así estaba sobre la mesa en 1990, pero Occidente creyó que había ganado y decidió no cumplir sus promesas. No sólo EE UU. Es la primera vez que lo digo, pero Alemania también tiene que asumir sus responsabilidades. Cumplió los tratados bilaterales con la URSS, pero en el foro de la OTAN apoyó la expansión.

P. ¿Qué opina del escudo antimisiles que EE UU instalará en Polonia?

R. Es contra Rusia. Irán es un espejismo. Por la experiencia de los últimos años, ya no confiamos en la Administración de Bush.

P. Bush está a punto de acabar su mandato presidencial. Putin ya agotó el suyo. ¿Sigue siendo el hombre más poderoso en Rusia?

R. Desde luego, es respetado, fuerte; su credibilidad es elevada, porque ha hecho mucho por Rusia. Pero eso crea condiciones favorables para Dmitri Medvédev. Hoy, Rusia recibe muchas criticas, está bajo presión. Creo que ha sido tratada con doble rasero. Espero que el Kremlin no adopte la lógica del ojo por ojo. Se puede confiar en una Rusia responsable si se la trata como un socio a la par. Tenemos experiencia, historia, potencial para competir en el mundo. No bailaremos al ritmo de la música de otros. Da igual que sea jazz u otra. Rusia tiene su propia música.

P. ¿Está satisfecho con la transición democrática del país?

R. En la situación actual, es difícil esperar más. Hay 30 países en el mundo en transición democrática, y Rusia es uno de ellos. Estamos a mitad de camino. Hemos avanzado, pero, desde luego, en algunos aspectos hemos fracasado. De momento.

P. ¿Cambiaría algo de lo que hizo en sus años en el Kremlin?

R. Seguiría en general la misma senda, pero cambiaría algunas tácticas. Actuamos demasiado tarde en la reforma del partido, y éste organizó un golpe contra mí. También nos retrasamos en reformar la URSS. Ante el colapso económico, deberíamos haber cortado el gasto militar. No lo hicimos. Es algo que lamento. Asumo la responsabilidad de ese error.

Mijaíl Gorbachov, ayer en Madrid.
Mijaíl Gorbachov, ayer en Madrid.ÁLVARO GARCÍA

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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