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"Si el euro fracasa, Europa fracasará"

Angela Merkel defiende su gestión durante el rescate económico de Grecia - La canciller alemana, reelegida líder de la CDU con el 90,4% de los votos

Las filas democristianas alemanas se cerraron ayer sin grandes fisuras en torno a la canciller Angela Merkel. El 90,4% de los delegados reunidos en Karlsruhe en el 23º congreso federal de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) apoyaron su reelección al frente del partido. No es una victoria arrolladora, pero sí del todo suficiente para afianzar su liderazgo en estos tiempos de tribulaciones democristianas.

Merkel quiere que su quinta elección como presidenta del partido en 10 años suponga una "inflexión" tras un pésimo año al frente de su nueva coalición de Gobierno con los liberales del FDP. De capa caída en las encuestas e inmersa en un debate sobre su identidad conservadora, la Unión Demócrata Cristiana ha confiado de nuevo a Merkel el timón para salir de la marejada. La canciller, cuya política desde que ganó sus primeras elecciones en 2005 levanta resquemores en el ala derecha del partido, lo había solicitado con un discurso, de más de una hora, dedicado a resaltar el perfil cristiano y los logros económicos de sus dos legislaturas como canciller federal de Alemania. Los guiños iban dirigidos a la derecha, en un tono que en el caso de Merkel podría calificarse de encendido.

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Los 10 minutos de ovación que le brindaron en pie los 1.000 delegados ya permitían prever un buen resultado. Había empezado Merkel con un corto ejercicio de autocrítica para explicar la indigencia demoscópica de su Gobierno. Enseguida pasó a atacar con dureza poco habitual a la oposición, cuya labor reciente tachó de "bazofia" haciendo un chiste que arrancó risas y aplausos. Fue implacable con sus socios de Gobierno entre 2005 y 2009, un Partido Socialdemócrata (SPD) al que considera "fugitivo" de sus propias políticas pasadas. Entre grandes aplausos, Merkel recordó cómo la prensa sensacionalista la amonestaba en 2006, cuando Alemania tenía cinco millones de parados y ella acababa de acceder al Gobierno. "Ahora tenemos tres millones de parados y nadie se ríe de nosotros cuando aspiramos al pleno empleo", afirmó. Alemania, dijo, "está económicamente mejor que nadie". El entusiasmo era ostensible entre los delegados de las filas traseras, de los que se oyó algún vehemente "jawohl!" (sí, señora). Poco después, Merkel rechazaba una próxima bajada de impuestos.

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La canciller defendió cada uno de sus pasos dados frente a la crisis griega, "que puso en juego la estabilidad del euro y el futuro de Europa". Atribuyó a la precipitación y a una decisión meramente política -"irresponsable, porque ignoró los hechos"- de su antecesor, el socialdemócrata Gerhard Schröder, el ingreso griego en la eurozona, en 2000. Y defendió los pasos adoptados por su Gobierno al estallar la crisis. "El buen europeo no es siempre el que actúa rápido, sino el que actúa con inteligencia", sentenció, en alusión a las críticas iniciales suscitadas por su gestión entre sus socios europeos, que llegaron a reprochar a Alemania falta de determinación y lentitud.

"Hay mucho en juego, si el euro cae, Europa cae. (...) La idea de los valores europeos y la unidad fracasarán, una idea que dio a nuestro continente fuerza y prosperidad después de las guerras y la destrucción del siglo pasado. Todo depende de nosotros. Es nuestra tarea crear un nuevo anclaje para una cultura de la estabilidad en Europa", dijo la canciller.

Pese a su cauta escora a la derecha confirmada ayer y el consiguiente abrillantamiento de los tradicionales "valores democristianos", Merkel está dejando una impronta parecida en la Unión Demócrata Cristiana. Cambió ayer casi al completo la cúpula de un partido que, por ahora, no tiene más remedio que seguirla. Sus candidatos de confianza, Ursula von der Leyen, Norbert Röttgen y Annette Schavan, ocupan desde ayer tres de las cuatro vicepresidencias del partido. Volker Bouffier es el único barón regional y el único en la nueva directiva cuyo perfil es abiertamente conservador.

El último corresponsal de este diario en Berlín, José Comas, la llamó "Merkel Primera de Europa". Desde ayer, ironizaba la radio alemana WDR, estamos ante "Merkel Segunda" de la CDU. La democristiana no tuvo reparo en endurecer su discurso ni en cerrar las puertas programáticas que había dejado entreabiertas durante los cuatro años de gran coalición con el SPD. Ayer proclamó sin lugar a dudas que "la única alternativa de coalición para la CDU son los liberales".

Pese a su flojo primer año al frente de su flamante coalición de centro-derecha y pese a los malos augurios, Merkel obtuvo un resultado mejor que el de 2004, cuando ni siquiera alcanzó el 90,4% de los votos. Los analistas políticos alemanes daban esa misma cifra como límite para un desastre. En 2008, Merkel obtuvo el 94,8%. Entre los delegados que ayer vitoreaban a la canciller cundían, poco después, preocupaciones bien distintas. Las elecciones regionales que se celebrarán el 27 de marzo en el Estado de Baden-Württemberg, donde se encuentra Karlsruhe, suponen el mayor riesgo para la CDU y para Merkel. El próspero Estado es un bastión democristiano desde hace 57 años. Las encuestas dan la victoria a una coalición entre Verdes y SPD. Y en 2011 esperan otros cinco comicios regionales.

Angela Merkel sube a la tribuna tras ser reelegida líder de la Unión Demócrata Cristiana en el 23º congreso federal de la formación.
Angela Merkel sube a la tribuna tras ser reelegida líder de la Unión Demócrata Cristiana en el 23º congreso federal de la formación.AFP

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