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Reportaje:

Los cuatro fantasmas del régimen

El Gobierno teme el terrorismo, las protestas, la contaminación y ganar menos medallas que EE UU

Para garantizar que nada se salga del guión escrito desde hace mucho tiempo, el Gobierno chino ha puesto en marcha un dispositivo policial que algunos veteranos dirigentes deportivos aseguran que no habían visto desde los Juegos Olímpicos de Moscú, celebrados en 1980, después de la invasión soviética de Afganistán.

Nueve de cada 10 chinos están convencidos de que el evento deportivo será un éxito y creen que la imagen del país saldrá reforzada, según una encuesta del Pew Research Center. Aunque el estudio se centra de forma desproporcionada en zonas urbanas, donde sólo vive un tercio de la población, el resultado explica por qué el Gobierno chino ha convertido el éxito de los Juegos Olímpicos de 2008 en la prioridad nacional.

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Son dos sus objetivos. Uno exterior: dejar claro al mundo que China está política y económicamente en el grupo de cabeza y que se trata de una nación milenaria, moderna, estable y en paz. Y otro interno: que los Juegos sirvan de catalizador del nacionalismo chino para validar los progresos logrados desde que Deng Xiaoping pusiera en marcha el proceso de apertura y reforma hace tres décadas, y legitimar así el gobierno único del Partido Comunista Chino (PCCh). Un doble empeño que ya ha costado más de 40.000 millones de dólares (más de 25.800 millones de euros).

Que los Juegos sean un éxito (en la percepción de la población china) exigirá algo más que dólares. Pekín tendrá que sacar buena nota en al menos tres áreas: ausencia de atentados, que no haya protestas que empañen la imagen del país y que la contaminación no suponga un problema para los deportistas. Hay un cuarto factor: el sueño de que China supere a EE UU en el medallero y con ello anime el sentimiento nacional.

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Seguridad

Más de 100.000 policías y miembros de las fuerzas de seguridad, 74 aviones, 48 helicópteros, 33 navíos, baterías de misiles tierra-aire situadas junto a las instalaciones deportivas y cientos de miles de voluntarios han sido desplegados para garantizar que nada interrumpa el correcto funcionamiento de las pruebas. Las autoridades aseguran que los Juegos se enfrentan a "una amenaza terrorista sin precedentes en la historia del olimpismo". Sin descartar a grupos extranjeros, sitúan a la cabeza de esa amenaza a los movimientos separatistas uigures de la región de mayoría musulmana de Xinjiang, en el oeste, donde un atentado mató el lunes a 16 policías fronterizos.

Protestas

Los líderes chinos temen que la disidencia tibetana aproveche la presencia de medios de comunicación de todo el mundo para promover su causa. También desean evitar protestas de activistas, organizaciones de defensa de los derechos humanos y seguidores del movimiento de inspiración budista Falun Gong, ilegal en China. Pero no sólo existen las reivindicaciones políticas. El lunes hubo una manifestación económica: personas que fueron expropiadas durante la construcción de la ciudad olímpica, y que fueron rápidamente dispersados de la plaza de Tiananmen.

Contaminación

Pekín es una de las ciudades más contaminadas del mundo. La neblina tóxica que a menudo flota sobre la ciudad es una de las grandes pesadillas de los organizadores y atletas. El Estado ha invertido millones de yuanes en sacar del núcleo urbano las industrias más contaminantes, en cambiar miles de calderas de carbón a gas y en jubilar más de 50.000 taxis y autobuses obsoletos. Ha ordenado la paralización de fábricas y prohibido circular a 1,5 millones de coches durante los Juegos. Pese estas medidas, las autoridades se han visto obligadas a preparar planes de emergencia por si las condiciones no fueran las adecuadas para la competición. Podrían paralizar el 90% del tráfico, lanzar lluvia artificial para limpiar la atmósfera, cambiar de día las pruebas de resistencia, e incluso mudar el maratón a otra ciudad. El temor es muy concreto, que estos sean recordados como los Juegos del CO2.

Nacionalismo

El cuarto factor que medirá el éxito de la cita deportiva, al menos para las autoridades chinas, serán los resultados deportivos, que éstos animen el sentimiento nacional. Superar a EE UU en medallas de oro es el gran objetivo. China logró en Atenas 32 oros, tres menos que EE UU. Los analistas estiman que conseguirá más de 40.

Personal de seguridad de los Juegos Olímpicos durante un ensayo de la ceremonia de inauguración.
Personal de seguridad de los Juegos Olímpicos durante un ensayo de la ceremonia de inauguración.REUTERS

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