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Columna
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El fin del idilio con China

Después de varios años de exportaciones latinoamericanas récord a China -que ayudaron a la región a crecer significativamente pese a la recesión global- hay signos de que esa luna de miel podría estar a punto de terminar.

Cada vez más empresarios y expertos en comercio latinoamericanos se están quejando de que China le compra a la región casi exclusivamente materias primas, y se niega a comprar productos latinoamericanos más sofisticados -y costosos-, impidiendo así a los países de la región tener economías más diversificadas. Además, las empresas chinas están introduciendo en la región dudosas prácticas comerciales, explotando a los trabajadores y destruyendo el medio ambiente, según dicen.

Muchos países de Latinoamérica ven a EE UU como un mejor socio

Una columna reciente del exdiplomático brasileño Rubens Barbosa publicada en el diario O Estado de Sao Paulo, dice que junto con un aumento del comercio y de las inversiones, las empresas chinas están llevando a los países en desarrollo "una cultura del vale todo, que incluye hasta la violencia física en las relaciones laborales".

Citando un artículo de la revista The Economist sobre las inversiones chinas en África, Barbosa dice que China "está destruyendo parques y bosques en busca de recursos minerales y agrícolas, y viola las reglas más rudimentarias de seguridad laboral".

Hasta ahora, las empresas chinas tenían una enorme ventaja sobre las firmas estadounidenses y europeas con una larga historia de inversiones en los países en desarrollo: su presencia no era considerada con suspicacia ni con hostilidad. Pero eso está cambiando, dice Barbosa. El 42% de los ejecutivos brasileños que trabajan para empresas chinas abandonan sus empleos durante el primer año, dijo, citando un artículo del diario Folha de Sao Paulo.

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Casi simultáneamente, un nuevo estudio de la Comisión Económica Para América Latina y El Caribe de las Naciones Unidas, CEPAL, titulado "Panorama de la inserción internacional", revela que el 87% de las exportaciones latinoamericanas a Asia -principalmente a China- son materias primas, y solo el 13% son productos manufacturados. En comparación, el 60% de las exportaciones latinoamericanas a EE UU son productos manufacturados, y el restante 40% son materias primas, dice el estudio. Una de las principales asignaturas pendientes de América Latina es diversificar sus exportaciones a China, para no ser vulnerables en el caso de una repentina caída de los precios, agrega el informe.

"La demanda de China por productos básicos va a continuar, aunque a un ritmo menor, porque China se está desacelerando", me dijo Alicia Barcena, la secretaria ejecutiva de la CEPAL. "Hay que procurar que las exportaciones vayan más allá de las materias primas".

Arturo Valenzuela, el hasta hace poco encargado de asuntos latinoamericanos del Departamento de Estado de EE UU, me dijo en otra entrevista que muchos países latinoamericanos están empezando a ver a EE UU como un socio comercial más promisorio que China.

Mi opinión: La aparición de China como principal comprador de materias primas latinoamericanas, sobre todo sudamericanas, ha sido una bendición para la región, pero también se ha convertido en un problema. Ha distraído a los países de la tarea urgente de diversificar sus exportaciones y fabricar productos más sofisticados. Desafortunadamente, varios gobiernos sudamericanos están engañando a su población afirmando que su reciente crecimiento se debió a un supuesto nuevo modelo económico, más que a una ola de compras chinas que podría no durar para siempre. Ojalá que una visión más realista ayude a que estos países procuren intercambios comerciales más maduros con China, que beneficiarían aún más a la región.

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