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Los forenses de Nueva York vinculan por primera vez una muerte al polvo provocado por el desplome de las Torres Gemelas

Felicia Dunn-Jones, de 42 años, se convierte en la víctima número 2.750 de los atentados terroristas

Felicia Dunn-Jones, de 42 años, murió por problemas pulmonares cinco meses después de los atentados en Nueva York del 11 de septiembre de 2001. Ahora, los forenses han determinado que la exposición de esta mujer a las nubes de polvo, con elementos tóxicos, provocadas por el derrumbe de las Torres Gemelas contribuyó a su fallecimiento, por lo que su nombre ha sido añadido a la lista de muertos en los ataques terroristas. Felicia Dunn-Jones se ha convertido en la víctima número 2.750.

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"La acumulación de evidencias indica que algunas personas que se vieron expuestas al polvo del World Trade Center sufrieron sarcoidosis o una reacción inflamatoria no distinguible de la sarcoidosis", afirma el jefe de los forenses de Nueva York, el doctor Charles S. Hirsch, en una carta difundida hoy por los medios de comunicación estadounidenses. La sarcoidosis es una enfermedad de origen desconocido que puede afectar a cualquier órgano o sistema del cuerpo. "Casi con toda certeza, más allá de una duda razonable, la exposición al polvo del WTC contribuyó a su muerte", añade.

"Los forenses de Nueva York aceptan ahora lo que miles de personas con dolencias relacionadas con el 11-S y sus médicos pensaban: que el polvo de la zona cero fue dañino e incluso mortal", ha señalado la demócrata Carolyn Maloney. "Esta importantísima decisión debería servir como trampolín para que el Gobierno ponga en marcha un plan para examinar y tratar a todas aquellas personas que han desarrollado enfermedades o resultaron heridas como consecuencia de los atentados", ha dicho por su parte el abogado de la familia Jones, Richard Bennett.

Antes de la decisión conocida hoy, sólo en Nueva Jersey se había relacionado una muerte con la exposición al polvo del World Trade Center. Un patólogo de ese Estado concluyó en abril del año pasado que el fallecimiento del detective retirado del Departamento de Policía de Nueva York James Zadroga, de 34 años, estuvo directamente relacionado con las toxinas liberadas a la atmósfera tras los ataques. Zadroga, quien sufrió daños cerebrales y en su aparato respiratorio después de estar cerca de 500 horas retirando escombros en el WTC, murió en enero de 2006. El padre del joven, Joseph Zadroga, dijo entonces que su hijo padeció sarcoidosis y reclamó que pasara a formar parte de la lista de víctimas mortales de los atentados terroristas.

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