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El fraude en las primarias desata la crisis en la izquierda mexicana

La guerra de acusaciones pone al PRD al borde de la ruptura

La fractura amenaza al izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), la segunda fuerza parlamentaria de México. Diez días después de haber celebrado elecciones primarias para renovar su dirección, el partido no ha logrado siquiera concluir el recuento de votos en un proceso que los propios dirigentes perredistas han calificado de "cochinero", "lodazal" y "vergüenza".

El recuento de votos está suspendido en varios Estados

La fractura amenaza al izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), la segunda fuerza parlamentaria de México. Diez días después de haber celebrado elecciones primarias para renovar su dirección, el partido no ha logrado siquiera concluir el recuento de votos en un proceso que los propios dirigentes perredistas han calificado de "cochinero", "lodazal" y "vergüenza".

Los días pasan y no hay resultados, mientras se multiplican las acusaciones de fraude entre los dos principales candidatos a la presidencia del partido, Alejandro Encinas y Jesús Ortega.

Además de las crisis interna, el escándalo ha acarreado un enorme desgaste de imagen para el PRD, cuyo principal dirigente, Andrés Manuel López Obrador, enarboló la bandera de un supuesto fraude en las elecciones de 2006 (desestimado por los observadores) para no reconocer al Gobierno mexicano y autoproclamarse "presidente legítimo".

Los dos candidatos a la dirección del partido representan dos visiones contrapuestas. Encinas, un veterano político comunista, es el delfín de López Obrador, partidario de evitar cualquier acercamiento al Ejecutivo del conservador Felipe Calderón. Ortega, negociador consumado y eterno perdedor de elecciones internas perredistas, mantiene una posición más inclinada al diálogo.

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Ambos aseguran que sus encuestas respectivas les dan la victoria. El recuento de votos está suspendido en 12 de los 32 Estados de México, y los perredistas de uno y otro bando se acusan de toda clase de irregularidades, incluidos la alteración del padrón y el robo y la quema de urnas.

Autoridades y candidatos afirman que todavía pueden sacar un resultado aceptable y convinieron en acelerar el recuento, a pesar de que el líder histórico y moral del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas -distanciado de López Obrador-, ha dicho que los comicios fueron un "lodazal" y deben ser anulados. La situación es tal, corrobora José Buendía, director de la Fundación Prensa y Democracia, "que quizá nunca sepamos con certeza quién ganó. Tendrán que recurrir, otra vez, a una salida negociada".

Las irregularidades truncaron también las dos primarias anteriores y los perredistas tuvieron que negociar la presidencia de su partido. Esta vez, sin embargo, la crisis es más grave.

Fernando Belaunzarán, encargado de Formación Política en el PRD, ha acusado a López Obrador de violar las normas internas para imponer a su candidato. "Para él es preferible la ruptura a renunciar al control del PRD", dice. Para José Buendía, López Obrador está trabajando en "su candidatura presidencial para 2012, y necesita un instrumento como el PRD, sin sopesar los costos que debe pagar como partido".

Jesús Ortega, candidato del PRD
Jesús Ortega, candidato del PRD

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