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Un fuerte terremoto sacude Centroamérica

Decenas de muertos, cientos de heridos y cuantiosos daños en El Salvador, el más afectado

Llueve sobre mojado en la empobrecida región de 34 millones de habitantes y 536.00 kilómetros cuadrados, y Honduras todavía convalece de los estragados ocasionados por el huracán Mitch, que a finales de octubre y principios de noviembre de 1998 enlutó y arruinó al país. La región cavó entonces 18.385 tumbas, evacuó a 1.191.000 personas y exhibió destrozos por valor de 6.018 millones de dólares. La ayuda internacional para prevenir las desgracias naturales, incluidos la información meteorológica proporcionada por los satélites norteamericanos, no pudo evitar las violentas inundaciones, y deslaves.

El movimiento telúrico de ayer fue registrado por los diferentes observatorios regionales e internacionales a las 11.40 horas de El Salvador (18.40 hora peninsular), y fue atribuido al choque de placas continentales situadas en el océano Pacífico, a 33 kilómetros de profundidad y frente a las costas salvadoreñas. Alcanzó 7,9 grados en el Observatorio de Alaska y 7,4 en el Observatorio de Ciencias Terrestres de Estrasburgo (Francia), y una magnitud parecida en los observatorios de Guatemala (7); El Salvador (7,9); Nicaragua (7,7); Costa Rica y México (7,6).

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Una región estigmatizada por la naturaleza

El Salvador, con una población de 5,7 millones de habitantes, fue el más castigado. Las sacudidas derrumbaron viviendas en las aldeas más precarias del interior, y también en San Salvador, y el alud que siguió al desgarramiento de un cerro sepultó el poblado de Comasagua, a 28 kilómetros al sureste de la capital. Más grave, y sin inventario todavía de víctimas, fue el desplome de otro cerro sobre 260 viviendas en el barrio de Las Colinas, en la ciudad de Nueva San Salvador, a 12 kilómetros al oeste de la capital.

El Gobierno de Francisco Flores decretó el estado de emergencia y calamidad al conocer la envergadura de una catástrofe que obligó al cierre del aeropuerto capitalino, a 44 kilómetros de San Salvador, por presentar grietas en las pistas de rodadura, y otros desperfectos en las instalaciones.

'Hacemos un llamado a la solidaridad de los salvadoreños y a la unidad para enfrentar esta desgracia', afirmó anoche el presidente Flores, quien aseguró además que la falta de comunicaciones, los cortes de líneas telefónicas y de la energía electrica, han impedido recabar datos de la dimensión de la tragedia.

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En la ciudad de San Tecla, cabecera departamental de La Libertad, un portavoz de la Cruz Roja demandó urgente, a través de una cadena nacional de radio, ayuda de palas mecánicas y hombres para socorrer a personas que se hallan enterradas, después de que el seísmo produjera un deslave de tierra que sepultó a 500 viviendas en la colonia Las Colinas, donde ya han sido rescatados ocho muertos.

Desde la ciudad de Santa Ana, también al occidente del país, se informó de que cuando sucedió el seísmo, en la Catedral de la que se considera la segunda ciudad salvadoreña se oficiaba una misa. Allí se derrumbó el techo y en estos momentos se llevan acabo labores de descombreo y se presume que hay muertos y heridos en su interior.

Pánico en San Salvador

Minutos después del terremoto el pánico provocado en la gente que en vehículos y a pie intentaba llegar a sus domicilios. En cuestiones de minutos se escenificó un caos intenso caos circulatorio prácticamente en todas las calles de San Salvador, visiblemente dañada, postes caídos y gran cantidad de escombros.

Luego del fuerte temblor, también se registraron movimientos apenas perceptibles. En tanto, todos los comercios capitalinos cerraron para evitar actos de bandalismo que ya se han reportado.

Por otra parte, el aeropuerto Internacional de El Salvador fue cerrado para vuelos al extranjero ya que sufrió severos daños en las instalaciones y pistas, únicamente funcionará para uso de helicópteros para vuelos de reconocimientos y de rescate.

Los fuertes temblores se llevaron por delante postes con cables de alta tensión, y viviendas de adobe o construidas precariamente. La Iglesia católica El Calvario, de estilo gótico y situada en el centro de la capital, acusó en sus paredes los efectos del terremoto. Otras ciudades del interior comunicaron la existencia de personas bajo los escombros, y el tráfico era un caos al no funcionar los semáforos.

La región identificó hace tiempo su calendario de calamidades: de junio a noviembre, huracanes, inundaciones y tormentas; de noviembre a mato, sequías e incendios forestales, y, sin avisar, los terremotos. Mauricio Castro, director de medio ambiente del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), reconoció que el 100% de los 536.000 kilómetros cuadrados, el 100% en siempre zona de riesgo. 'Por eso es que tenemos que aprender a vivir con eso y evitar muertes'.

Ese fue el objetivo del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (INER) al pedir ayer a los habitantes del litoral su desplazamiento hacia lugares altos y seguros ante la posibilidad de un maremoto desencadenado por el sismo. Hace ocho años, un maremoto provocado por una sacudida de 7,2% tuvo serias consecuencias: un centenar de personas perdió la vida, y los daños materiales y ecológicos fueron cuantiosos. Dentro de sus posibilidades, países como El Salvador y Honduras cuentan con almacenes de alimentos en zonas cercanas a los puntos negros, aquellos susceptibles de ser más golpeados por la climatología, y edificaron diques para contener los previsibles desbordamientos de los ríos más caudalosos.

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