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El giro a la derecha del nuevo Ejecutivo abre la lucha por el centro político en Francia

Antonio Jiménez Barca

El giro a la derecha imprimido por Nicolas Sarkozy en su nuevo Gobierno, hecho público el domingo, ha dejado libre un espacio en el centro que se aprestan a ocupar varios líderes políticos franceses. Este espacio, heredero de la vieja Unión por la Democracia Francesa (UDF) de Valéry Giscard d'Estaing, no ha dejado de tener importancia en Francia: en la primera vuelta de las últimas elecciones presidenciales, en 2007, el centrista François Bayrou obtuvo el 18% de los votos. Fragmentado en varias familias enfrentadas, engullido en su mayoría por la derecha de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Sarkozy, parecía haberse desdibujado. Hasta el domingo, en que, tras verse excluidos del Gobierno, varios cabecillas centristas se mostraron decididos a jugar sus bazas ante las elecciones de 2012.

Uno de ellos es el ex ministro de Medio Ambiente, Jean-Louis Borloo, gran perdedor del nuevo Gabinete, ya que aspiraba al puesto de primer ministro. El presidente del Partido Radical, de inspiración centrista pero amparado hasta ahora en la UMP, renunció el domingo a los ministerios ofrecidos por Sarkozy de Exteriores o Justicia a fin de "conservar su libertad de proposición y de palabra". Ayer se reunió con varios diputados centristas para discutir sobre el futuro.

Un segundo político de centro con capacidad de aglutinar es Hervé Morin, ex ministro de Defensa y presidente del Nuevo Centro, que ya anunció hace meses que se presentaría a las elecciones de 2012. Al enterarse el domingo de que no repetiría como ministro, organizó una apresurada rueda de prensa para criticar el tinte derechista del Gabinete de Sarkozy.

El tercero de los líderes que se disputan el centro es el propio François Bayrou, líder de la formación MoDem, siempre en la oposición, sin aliarse jamás ni con Sarkozy ni con el Partido Socialista francés (PS).

El cuarto político de fuste que se cierne sobre ese espacio ahora huérfano es el mismísimo y omnipresente Dominique de Villepin, ex primer ministro, que en junio creó su propio partido, de inspiración neogaullista, bautizado como República Solidaria. Ayer, en una entrevista en la televisión, tras criticar el carácter monocolor del nuevo Gobierno de Sarkozy y halagar a Jean-Louis Borloo, afirmó: "Creo que para responder a las aspiraciones de los franceses hace falta abrirse a personalidades diferentes. Llevo meses diciendo que es hora de formar una gran alianza de buena voluntad, los gaullistas están disponibles, y están los radicales y los centristas".

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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