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El gran enemigo de Chávez dice adiós

El canal televisivo de la oposición se despide de los venezolanos en medio de una tensión creciente

"Aquí no caben las lágrimas, los injustos no merecen nuestras lágrimas. Nosotros preferimos morir de pie a vivir de rodillas", expresó la periodista Berenice Gómez, figura de los programas matutinos de opinión de Radio Caracas Televisión (RCTV), el canal que ayer se despidió de la audiencia venezolana tras 53 años en el aire. Gómez, quien se ha dado a conocer en los últimos años como La Bicha por lo venenoso de sus comentarios contra el Gobierno, pareció dirigir su dardo a Venevisión, el canal del magnate Gustavo Cisneros, cuya licencia, a diferencia de RCTV, sí fue renovada por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel). RCTV mantuvo durante buena parte del día de su despedida una programación destinada a rememorar su larga historia.

"Chávez tiene la oportunidad de corregir el error cometido", dijo el director del canal
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Durante los ocho años de Gobierno de Hugo Chávez, RCTV ha sido, con más del 30% de audiencia, uno de los mayores enemigos del presidente, junto a Globovisión, que ofrece información durante 24 horas pero cuya nivel de audiencia es ostensiblemente menor.

Chávez ha recordado la participación de RCTV en el golpe de Estado que sufrió el 11 de abril de 2002. La no renovación de la licencia, que expiraba, según el Gobierno, en la medianoche pasada (seis de la mañana de hoy en la España peninsular), ha llevado a una tensión en las calles de Caracas como no se recordaba desde las protestas contra el presidente venezolano que precedieron a la asonada.

En la noche del sábado, miles de personas organizaron caceroladas contra la no renovación de la licencia, con una estruendosa protesta que incluyó el traqueteo de las ollas, bocinas de automóviles, silbatos y un ingrediente nuevo: sirenas. La Organización SOS por la Libertad de Expresión convocó al llamado "sirenazo", que tuvo amplio respaldo entre los sectores de clase media e incluso cierto apoyo en algunas barriadas populares, bastiones del chavismo.

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Las protestas siguieron ayer, cuando seguidores y detractores de Chávez promovieron marchas en Caracas. Durante la tarde (madrugada en España), se produjeron choques entre la policía, cuya presencia había sido reforzada, y manifestantes a favor de la cadena privada ante la sede de Conatel. Los agentes usaron chorros de agua y gases lacrimógenos para dispersar a los partidarios de RCTV, algunos de los cuales lanzaron objetos y trataron de romper el cordón alrededor del edificio. Mientras, los militares custodiaban las antenas y equipos de la cadena en varias regiones, como había ordenado el día antes el Tribunal Supremo.

En los estudios de RCTV abundaron las emociones y las lágrimas. Actrices y actores de las telenovelas más populares de los últimos años, guionistas y técnicos, expresaron sus opiniones sobre la medida gubernamental. Muchos relataron sus historias personales, cómo se formaron profesionalmente en la emisora, a la que varios calificaron como una gran escuela.

"La gente va a necesitar a Quién quiere ser millonario, a Loco vídeo loco, a Radio Rochela, a las telenovelas. Cuando enciendan el televisor y vean el nuevo canal, nos van a echar de menos", dijo la actriz Norkis Batista. "Los poderosos se aíslan de la realidad y los medios de comunicación social son el único cable que los mantiene conectados con lo que está pasando. Si ustedes permiten que ese cable se desenchufe, ya no habrá democracia, Venezuela tendrá que llamarse de otra forma porque no será Venezuela", dijo Ana María Fernández, ex reportera y presentadora del noticiario del canal, El Observador.

En los espacios destinados a los anuncios, presentaron promociones de los programas que debían salir al aire en la semana que comienza. "Si triunfa la libertad, podrás ver estos programas, porque un amigo es para siempre", era el lema de estas invitaciones.

Para la jornada final estaba prevista la transmisión, por tercera vez en dos semanas, de la película La fiesta del chivo, basada en el libro del mismo título del peruano Mario Vargas Llosa sobre la dictadura del dominicano Rafael Leonidas Trujillo, alias El Chivo.

La directiva se guardó celosamente la información acerca de si RCTV continuará a partir de hoy sus transmisiones por cable y satélite, aunque fuentes conocedoras del tema aseguran que así será. El periodista Miguel Ángel Rodríguez realizó desde las seis de la mañana la última emisión de su programa La Entrevista, donde conversó con el director general y copropietario del canal, Marcel Granier. "No perdamos la esperanza antes de la medianoche de que [Chávez] reaccione con sensatez, porque son muchos los atropellos que se están cometiendo y que generan graves consecuencias. Él tiene la oportunidad de corregir el error cometido", declaró Granier.

La confrontación entre el Gobierno y la emisora de abierta actitud opositora ha alcanzado gran tensión mediática en los últimos días. Mientras RCTV transmitía programas especiales de despedida, el canal público Venezolana de Televisión cubría las actividades de los partidarios de Chávez (y, por extensión, de la medida contra el canal) en Caracas.

Varias marchas partieron de distintos puntos de la capital con destino a la céntrica avenida Universidad, donde se realizó una fiesta popular. La celebración, según los organizadores, tuvo dos motivos: la llegada del nuevo canal de servicio público, Televisora Venezolana Social (TVes), que reemplazará a RCTV a partir de hoy. Y la salida del aire de ésta, a la que el presidente Chávez calificó el sábado como "una amenaza para el país, para la salud mental de las niñas y los niños".

Parte de la estrategia gubernamental para la batalla de medios ha consistido en apelar al viejo recurso de las transmisiones conjuntas obligatorias de radio y televisión. En Venezuela, el presidente tiene la facultad de ordenar que todas las emisoras de radio y TV se enlacen con los canales del Estado para difundir mensajes a la nación. Con este recurso, que puede usar discrecionalmente, Chávez ha estado presente en las pantallas de todas las televisiones, incluyendo la de RCTV, durante al menos 10 horas de la última semana.

La policía antidisturbios dispersa una protesta a favor de la cadena RCTV ante la Comisión Nacional de Telecomunicaciones ayer en Caracas.
La policía antidisturbios dispersa una protesta a favor de la cadena RCTV ante la Comisión Nacional de Telecomunicaciones ayer en Caracas.AP

Caceroladas como en los viejos tiempos

El caso RCTV trajo de vuelta a Caracas el ruido de las cacerolas. La noche del sábado, en víspera del día final, se produjo en la capital venezolana una estruendosa protesta que incluyó el traqueteo de las ollas, bocinas de automóviles, silbatos y un ingrediente nuevo: sirenas.

La Organización SOS por la Libertad de Expresión convocó al llamado "Sirenazo", que tuvo amplio respaldo entre los sectores de clase media e incluso cierto apoyo en algunas barriadas populares, bastiones del chavismo.

Las llamadas caceroladas fueron cosa de todos los días en la época de la más intensa polarización política, entre los años 2001 y 2004, pero paulatinamente perdieron fuerza y fueron desechadas como forma de lucha. La sonora protesta del sábado hizo rememorar aquellos tiempos.

Mientras tanto, periodistas de la cadena informativa opositora Globovisión interrumpieron el concierto del cantante mexicano Luis Miguel, en el estadio de béisbol de la Universidad Central de Venezuela, para gritar consignas en defensa de la libertad de expresión.

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