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Los grandes partidos maniobran para frenar a la extrema derecha en Austria

El relevo del jefe democristiano facilita el acuerdo con los socialdemócratas

Un tercio de los austriacos votaron el domingo a la ultraderecha, y la única fórmula para evitar su llegada el poder es la misma que contribuyó a su éxito electoral: la reedición de la gran coalición de socialdemócratas (SPÖ) y democristianos (ÖVP), cuyo fracasado acuerdo en la última legislatura, que sólo duró dos años, disparó el descontento de la sociedad con los partidos tradicionales.

"La cooperación de SPÖ y ÖVP es mi primer objetivo", dejó claro ayer el jefe socialdemócrata, Werner Faymann, encargado de formar el nuevo Gobierno. El vuelco electoral que sufrió el país hace tres días no le deja ninguna otra opción. Su partido ganó las elecciones pese a sufrir los peores resultados desde la II Guerra Mundial, con un 29,7% de los votos. Los democristianos del ÖVP, también en mínimos históricos, se quedaron en el 25,6%, mientras los partidos derechistas de Heinz-Christian Strache (Partido Liberal, FPÖ) y Jörg Haider (Unión por el Futuro, BZÖ) lograron el 18% y el 11%, respectivamente. Los Verdes, con un 9,8% de los votos, no dan a los socialdemócratas el apoyo necesario para una mayoría estable.

Tras perder nueve puntos en las urnas, los democristianos dieron el lunes el primer paso para despejar el camino hacia la gran coalición con el relevo de Wilhelm Molterer al frente del partido. Josef Pröll -ministro de Agricultura y Medio Ambiente, de 40 años- es uno de los políticos que más simpatía despierta en Austria.

Cuando en 1999 el ÖVP decidió gobernar con el derechista Haider, estremeciendo a toda Europa al romper el consenso tácito de aislar a la extrema derecha vigente desde la II Guerra Mundial, Pröll se posicionó contra la dirección de su partido. Ayer, en un nuevo guiño a los socialdemócratas, dijo que para realizar las reformas necesarias los más indicados son los "partidos de Estado", refiriéndose al ÖVP y al SPÖ.

La cuestión sigue siendo aislar o no a la extrema derecha. Los socialdemócratas austriacos siguen firmes en la exclusión del poder a toda costa de los populistas. Pero algunos líderes democristianos, pese a la actitud personal de Pröll, sostienen que tienen abiertas "todas las opciones"; es decir, una coalición con la izquierda o la derecha, o bien quedarse en la oposición. Esta apertura les resultará útil a la hora de negociar.

También Haider, con el 11% de su BZÖ, dice estar abierto a todo tipo de combinaciones. Pero Heinz-Christian Strache, ex discípulo y ahora enemigo visceral de Haider, al que desbancó al frente del FPÖ, considera que la discusión es "irreal" y, si acaso, daría preferencia a entrar en el Gobierno con los socialdemócratas, que no quieren, pero descarta al ÖVP por razones tácticas y a Haider por motivos personales. Strache, además, se siente fuerte y cómodo en la oposición, donde puede seguir creciendo a expensas de una reedición de la gran coalición.

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