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La brecha transatlántica

La guerra en Afganistán pone a prueba la unidad de la OTAN

El secretario general rechaza una Alianza Atlántica "de dos velocidades"

La delicada situación en Afganistán y la obligación de acomodar los intereses de 26 países aliados han colocado a la OTAN al borde de la crisis y con dudas sobre su viabilidad. Tras un miércoles de espectaculares disensiones, los ministros de Defensa aliados hicieron ayer un intenso esfuerzo por aparentar unidad. "Soy realista sobre la política en Europa", tuvo que confesar Robert Gates, secretario de Defensa de EE UU y adalid de la acción que el día anterior dio la campanada al hablar de una OTAN de dos velocidades, con países aguerridos y países pusilánimes. "No la veo como una alianza de dos velocidades", le salió al paso el secretario general Jaap de Hoop Scheffer. "Hay una sola Alianza".

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La estabilización de Afganistán es el primer gran desafío al que se enfrenta una OTAN que busca cómo adaptarse a los retos del siglo XXI y que hasta ahora jamás había disparado ni recibido un solo tiro fuera de Europa. El ministro de Defensa afgano, Abdul Rahim Wardak, reconoce: "La amenaza de los talibanes es mucho mayor de lo que pensábamos en 2001", el año en que fueron derrocados y comenzó el despliegue occidental. "Necesitamos más tropas", dice el ministro.

Es lo que piden Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y algún otro a unos socios que no responden satisfactoriamente. Canadá se autodescribe como el país que más sangre per cápita ha entregado en Afganistán y el Gobierno de Ottawa se encuentra en la tesitura de perder una moción de confianza que podría derivar en la evacuación de sus 2.500 soldados del país asiático. "Canadá ha forzado a la Alianza a ver que hay países como Australia, Canadá, Reino Unido o Países Bajos frente a los que hay otros que están en zonas no tan violentas y menos peligrosas", señaló Gates. "Soy realista sobre la política en Europa. Hay Gobiernos de coalición y otros en minoría y hay cosas que no pueden hacer", dijo, antes de ofrecer una salida del callejón: "Vamos a pensar creativamente. Quienes no puedan enviar soldados a combatir, pueden contribuir con helicópteros para dotar a los que sí lo pueden hacer".

Gates y los otros ministros insistieron en que la reunión de ayer no tenía por objetivo lograr compromisos firmes para cubrir las carencias detectadas (más unidades de combate, más helicópteros y aviones, más medios humanos y técnicos para información y reconocimiento) por lo que no quedó claro qué se va a conseguir en el inmediato futuro. "Lo que pedimos es que no haya restricciones al uso de las fuerzas y que haya más disposición a entrar en combate", remachó Gates.

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Pese a la negativa de Scheffer a reconocer que exista la amenaza de una OTAN a dos velocidades, fuentes diplomáticas de los países más partidarios de la acción no ocultan su frustración con la evolución de los acontecimientos, tanto que en la cumbre de la OTAN prevista para abril en Bucarest se aprobará un documento de estrategia para recordar a los países y a las respectivas opiniones públicas por qué se está en Afganistán, qué se pretende conseguir y cómo se quiere hacer.

El general norteamericano Dan McNeill, jefe de la operación en Afganistán, ha revelado que las fracturas entre los aliados y los obstáculos han llevado a algunos en Washington a especular con la creación de un mando americano exclusivo para el sur de Afganistán. Gates aseguró ayer que no tiene tales planes en mente.

El secretario de Defensa dijo sentirse "animado" por lo visto y escuchado en Vilna, aun a falta de ejemplos concretos que mostrar. Alemania, que no moverá soldados del relativamente pacífico norte, sólo ha ofrecido reemplazar con 200 hombres de una unidad de intervención rápida otra noruega que debe retirarse y Francia habló de que se está plantando reforzar su despliegue de 1.900 militares. Informaciones no confirmadas por París daban cuenta de una notable contribución de 700 paracaidistas. "Con Francia nunca se sabe", comentó una fuente diplomática europea, abundando en la idea de la desconfianza entre aliados.

La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, en su visita a las tropas de la OTAN en Kandahar.
La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, en su visita a las tropas de la OTAN en Kandahar.REUTERS

Alonso: "A España nadie le ha pedido nada"

La OTAN da la impresión de estar convirtiéndose en una jaula de grillos, con desairadas peticiones de unos aliados a otros y exigencias públicas de solidaridad en Afganistán. España ha hecho oído sordo al guirigay. "El proceso de toma de decisiones con 26 socios se tiene que hacer en un marco formal, no en los pasillos", dice José Antonio Alonso, ministro de Defensa. "Cada país está haciendo el esfuerzo que puede y que debe", sostiene.

Interrogado sobre la petición de Robert Gates de que Madrid envíe guardias civiles a Afganistán, el ministro responde: "A España nadie le ha pedido nada; con España no hay problemas". Implicada en tareas de reconstrucción en el noroeste de Afganistán, España tiene desplegados 740 soldados, cuya seguridad será reforzada con el envío de cuatro aviones no tripulados. Los aparatos permitirán mejorar la inteligencia sobre el terreno, una carencia básica de la OTAN. Además de dotar dos equipos de adiestramiento y enlace para capacitar al Ejército afgano, España se propone levantar un acuartelamiento para un regimiento y financiar, formar y equipar durante dos años sucesivas compañías afganas.

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