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Guerra en el Cáucaso

La guerra acaba en limpieza étnica

Los civiles georgianos se ven obligados a abandonar Osetia del Sur y Abjazia

Georgia y Rusia se han acusado mutuamente de perpetrar actos de limpieza étnica y graves abusos durante la guerra que les ha enfrentado por las regiones separatistas de Osetia del Sur y Abjazia. Human Rights Watch denunció ayer que Rusia ha empleado bombas de racimo sobre Gori y otras localidades georgianas -algo que Moscú niega- y asegura que el Kremlin y sus aliados surosetios han exagerado el número de víctimas (supuestamente, 1.600 muertos) causadas por el ataque georgiano contra Tsjivali, la capital surosetia.

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Lo cierto es que una semana después del inicio del conflicto, Osetia del Sur y Abjazia han quedado completamente en manos de los separatistas y en ambas se ha producido una limpieza étnica de hecho. Miles de residentes georgianos se han visto obligados a huir, abandonándolo todo. El líder surosetio, Eduard Kokoity, ha dejado claro que impedirá que la población civil georgiana regrese a sus hogares. Los surosetios acusan a los georgianos de abusos en los primeros días del conflicto, después de que las tropas de Tbilisi se apoderaran de varias aldeas en la región separatista y atacaran la capital. La situación dio un cambio radical con la llegada del Ejército ruso. Los georgianos que no pudieron huir a tiempo de sus aldeas fueron asesinados o expulsados por los ocupantes, según acusaciones de Tbilisi, que citan el caso de la localidad de Churta.

Georgia presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia en la que acusa al Kremlin de realizar una limpieza étnica contra los georgianos desde principios de los 90 en Abjazia y Osetia del Sur. Este tribunal dirime asuntos entre Estados.

Preguntado sobre qué queda en lo que antes eran enclaves georgianos dentro de Osetia del Sur, Kokoity no dudó en responder al diario Kommersant: "Nada. Hemos arrasado con todo". Kokoity reconoce que ha habido pillaje, pero asegura que "son las consecuencias de toda guerra, de toda agresión" y agrega que trata de poner coto a estos desmanes. Esos poblados georgianos han sido liquidados y a la población civil no le permitirán regresar. "No estamos dispuestos a dejarlos volver", dijo. Las autoridades surosetias quieren instalar en las aldeas y en las viviendas que aún quedan en pie a los osetios que emigraron en su día desde Georgia, cuando Osetia del Sur declaró su independencia. Con ello, esa región separatista, que era como un mosaico de localidades osetias y georgianas, pasa a convertirse en un territorio monoétnico.

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Lo mismo sucede en Abjazia, donde la mayoría de los georgianos que todavía había en el Kodori y en la provincia de Gali huyeron ante el avance de rusos y abjazos. La ONU evacuó ayer a 700 "civiles aterrorizados".

El Kremlin, mientras tanto, ha enviado a Osetia del Sur a un equipo de fiscales y criminólogos con la tarea de documentar "los bombardeos indiscriminados" y "las atrocidades" cometidas por los georgianos la semana pasada, que, según los rusos, han dejado 1.600 muertos. Sin embargo, Human Rights Watch y otras organizaciones han puesto en duda esa cifra dada por rusos, que estaría muy abultada.

Las muertes de civiles verificadas en Tsjivali por Human Rights Watch no superan el centenar. La experiencia de los conflictos armados indica, además, que normalmente el número de heridos supera en tres veces al de muertos. En este caso, no llegan ni a 500. A pesar de ello, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, y los dirigentes surosetios continúan hablando del "genocidio" cometido por Georgia.

Una mujer georgiana lleva en su mano dos trozos de pan conseguidos en un reparto organizado por los rusos en Gori.
Una mujer georgiana lleva en su mano dos trozos de pan conseguidos en un reparto organizado por los rusos en Gori.AFP

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