_
_
_
_
_
Análisis:ANÁLISIS | Cumbre Iberoamericana en Chile
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

"Esto ha saltado"

"Está claro que no compartimos su visión y esto ha saltado". Miguel Ángel Moratinos, ministro de Exteriores, resumía anoche con esta frase sencilla la caja de Pandora que el incidente de Santiago ha abierto sobre el complejo panorama de las relaciones entre España y América Latina, la sustancia misma de las cumbres iberoamericanas. Un horizonte poliédrico en el que confluyen viejas querellas históricas con los resquemores que suscita en muchos países el hecho de que los servicios básicos, la luz, el agua, el gas, la telefonía, la banca, los que gravan la cuenta mensual de cualquier familia, corran casi exclusivamente a cargo de empresas españolas. Y sobre el que se proyectan también el éxito de un crecimiento económico sostenido y sin precedentes, y la pujanza de unas relaciones sustentadas en la comunidad cultural y lingüística.

Todo este cóctel ha entrado en agitación al centrarse la cumbre de este año en el tema de la cohesión social, un debate emblemático de la división entre la Latinoamérica del ALCA, la abierta a las relaciones con EE UU y con la economía de mercado, y la del ALBA, la más minoritaria, que busca respaldo en el liderazgo de Hugo Chávez y su retórica bolivariana. El ambiente estaba cargado, porque hace tiempo que Chávez endureció su lenguaje, como se le ha endurecido la oposición interna. Hace pocas semanas, los países de esta misma región no lograron ponerse de acuerdo para hablar de cohesión en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Aceptaron hacerlo en la 17ª Cumbre Iberoamericana, y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha desempeñado un papel destacado en la promoción del tema. Aunque fue la presidenta chilena, Michelle Bachelet, quien se empeñó en tratar de la cohesión, Zapatero llegó a Santiago con recursos financieros para dar credibilidad a los programas propuestos. También con eslóganes de campaña. "Ésta es la cumbre en la que se pasará de la retórica a los compromisos. ¿Qué tarea más digna para un gobernante que la de acabar con la pobreza, con la injusticia?", preguntó a los 22 líderes reunidos. La respuesta de Chávez fue inmediata: para el venezolano, no hay nada más inútil que los paños calientes ni nada más indispensable que sus recetas antiimperialistas. Las presentó con un lenguaje especialmente agresivo, muy centrado en España.

Dijo anoche Moratinos que el incidente de ayer era previsible, porque en los debates generados el viernes a puerta cerrada se disparó la polémica. El circuito interno de televisión de la cumbre dejó ver algunas imágenes sin sonido en las que Zapatero, Bachelet y el brasileño Lula da Silva gesticulaban con vehemencia en un debate caliente, que les sitúa más o menos alineados frente a las tesis del líder de Venezuela.

Lo de ayer, según el ministro, "saltó" porque las nuevas agresiones de Chávez resultaron insoportables. "Cuando no se nos respeta, respondemos", explica, y añade que "fue un momento muy difícil", diplomática y políticamente, aquel en el que el Rey, Zapatero y él mismo decidieron, sobre la marcha, que había que responder a la nueva andanada de insultos.

En términos más generales, explica lo ocurrido por tres factores: la especial sensibilidad del tema central de la cumbre, la desagradable sorpresa que fue para Chávez la defensa firme que Zapatero hizo de Aznar, y la impresión de derrota ideológica que la argumentación del presidente dejó en el líder nicaragüense, Daniel Ortega.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

No parecen temer los españoles graves consecuencias de este incidente, que podría resucitar los sentimientos encontrados que la potencia inversora española -se ha hablado de segunda conquista- ha causado en muchos países del área. Por un lado, la actitud de Chávez no pareció contar ayer con grandes apoyos. El boliviano Evo Morales respaldó al venezolano, si bien se mantuvo lejos de su lenguaje agresivo; el ecuatoriano Alberto Correa no ha jugado en el equipo de Venezuela; la delegación cubana tampoco hizo piña; la intervención de Zapatero fue muy aplaudida.

"La ventaja de América Latina es que las polémicas son muy apasionadas, pero luego se enfrían", razonó también Moratinos. Es cierto que las cumbres iberoamericanas parecen dormitar cada año hasta que de cuanto en cuando explotan. Ocurrió en Panamá a comienzos del siglo, cuando Fidel Castro fue abroncado por otros líderes en una sesión abierta que la televisión retransmitió en directo. El mejor reality show de la temporada. Aquel incidente debió de ser importante, porque Castro no volvió a pisar las cumbres.

En el caso concreto de las relaciones de España con Venezuela, los intereses son tan importantes -BBVA, Repsol, Telefónica, una valiosa cooperación antiterrorista- que habrá que vigilar atentamente cómo evolucionan las cosas.

Don Juan Carlos abandona el plenario de la cumbre mientras el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, critica con dureza a España.
Don Juan Carlos abandona el plenario de la cumbre mientras el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, critica con dureza a España.ASSOCIATED PRESS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_