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El hombre fuerte de Rousseff dimite por un escándalo de corrupción

Antonio Palocci era considerado el garante del proyecto económico de Lula

Juan Arias

El ministro brasileño de la Presidencia, Antonio Palocci, considerado como el hombre fuerte del Gobierno de Dilma Rousseff, dimitió ayer acorralado por un escándalo de corrupción surgido tras conocerse que su patrimonio aumentó 20 veces en los últimos cuatro años. En una carta dirigida a Rousseff, Palocci, que era considerado una especie de primer ministro en Brasil, afirma que a pesar de que el mismo fiscal general "acababa de confirmar la legalidad y la rectitud de sus actividades profesionales", ha preferido que la polémica sobre su persona "no perjudique las atribuciones del Gobierno".

Esta ha sido la fórmula escogida por él y Rousseff para salir del Gabinete, donde su presencia se había hecho ya difícil. Para sustituir a Palocci en su importante ministerio ha sido elegida la senadora Gleisi Hoffman, del Partido de los Trabajadores (PT). Según los analistas políticos, la salida de Palocci se había hecho inevitable a pesar de que su marcha abre la primera crisis política importante de la sucesora de Lula desde que llegó al poder en enero.

Su salida abre la primera gran crisis política del nuevo Gobierno de Brasil

Por segunda vez en su larga historia política, el médico Antonio Palocci se ha visto forzado a presentar su renuncia como ministro. Su dimisión anterior tuvo lugar en 2006, durante el mandato de Lula da Silva, que lo puso al frente del Ministerio de Economía. Palocci aseguró su proyecto neoliberal y ofreció garantías al mundo de la empresa y de las finanzas. También entonces Palocci se vio forzado a dejar el Gobierno acusado de otro presunto escándalo de corrupción, del que más tarde fue absuelto por falta de pruebas.

Fue entonces cuando el expresidente Lula pidió a su sucesora, Dilma Rousseff, que lo nombrara ministro de la Presidencia. Lula quiso de esta forma asegurar al mundo económico que la exguerrillera Rousseff, considerada más estatalista que Lula y más a la izquierda, mantendría en el ámbito económico el proyecto lulista de combinar neoliberalismo con fuertes dosis de política social.

Palocci, que había ayudado a Lula en la elección de Rousseff asegurándole también la ayuda financiera de las grandes empresas, se convirtió enseguida en el hombre fuerte de la política de la nueva presidenta, considerada más gestora que política. Él fue el encargado de tejer las difíciles relaciones del Gobierno central con los partidos aliados que lo apoyan, dividiendo entre ellos los ministerios y cargos más importantes del Estado.

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Antonio Palocci comenzó a caer en desgracia hace unas semanas cuando el diario Folha de São Paulo reveló que el poderoso ministro había visto crecer su patrimonio 20 veces: ganó ocho millones de euros a través de una empresa dedicada a aconsejar a otras empresas. El entonces ministro explicó que se había tratado de una actividad lícita, pero se negó a dar los nombres de las empresas a las que había asesorado y que lo habían enriquecido en pocos meses, justamente cuando ya se sabía que iba a ocupar un puesto importante en el Gobierno.

Antonio Palocci y Dilma Rousseff, en un acto público el pasado mayo en Brasilia.
Antonio Palocci y Dilma Rousseff, en un acto público el pasado mayo en Brasilia.REUTERS

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