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La huelga xenófoba de Reino Unido no tenía base real

Los abusos denunciados por los sindicatos británicos para justificar su protesta por la presencia de trabajadores extranjeros en la refinería de Lindsey (Lincolnshire, este de Inglaterra) no tenían ninguna base. La investigación del organismo de mediación Acas sobre esa polémica huelga, calificada de xenófoba por el ministro británico de Negocios y Empresas, Peter Mandelson, concluye que los contratos firmados por la empresa italiana IREM garantizan a sus trabajadores las mismas condiciones de que gozan los trabajadores de la industria británica.

De hecho, la empresa italiana se comprometió a aplicar el convenio nacional británico para la industria a pesar de que no está legalmente obligada. Y los sindicatos británicos fueron informados desde el principio de que los trabajadores extranjeros que iba a utilizar IREM -procedentes de su plantilla italiana- iban a recibir los salarios establecidos por el convenio británico.

Las otras dos preocupaciones de los sindicatos eran que la empresa no respetaba el tiempo destinado a tomar el té y que la jornada empezaba cuando los trabajadores se incorporaban a su puesto ya vestidos de faena y no antes de cambiarse. IREM asegura que no había descanso para el té porque ese tiempo se usaba para prolongar el almuerzo.

Apegados a la ley

El informe de Acas concluye que "no se han encontrado pruebas de que Total, Jacobs Engineering o IREM hayan incumplido la ley en relación al uso de trabajadores desplazados o utilizado prácticas de contratación abusivas". Los gestores, añade, han garantizado que cumplirán el convenio colectivo de la industria británica. No obstante, "la polémica sobre la refinería petrolera de Lindsey plantea una serie de cuestiones". La principal es "la aplicación en Reino Unido de la directiva europea sobre trabajadores desplazados".

Otra de las cuestiones que se plantean es "la complejidad de la interrelación" entre la ley comunitaria y los convenios colectivos nacionales o locales. El Acas subraya que el convenio de la industria se modificó en 2007 "para ampliar las prácticas de contratación" por la falta de trabajadores cualificados. "Las circunstancias económicas ahora han cambiado y estamos en un momento de excedente laboral". Conclusión implícita: los trabajadores de Lindsey estaban protegiendo su propio empleo, no las condiciones de los trabajadores desplazados a Reino Unido.

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