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Los independentistas escoceses rebajan sus pretensiones para el referéndum

El plebiscito incluirá la opción de ampliar los poderes del sistema autonómico

Alex Salmond, líder del independentista Partido Nacional Escocés (SNP) y jefe del Gobierno autónomo de Escocia, confirmó ayer en Londres que la propuesta de ley para convocar un referéndum sobre la independencia ofrecerá a los votantes tres opciones: seguir en el Reino Unido, la independencia o ampliar los poderes que ahora tiene el Gobierno autónomo, establecido en 1999.

Con esta oferta, que rompe la dicotomía independencia o statu quo, Salmond espera conseguir el apoyo de los liberales-demócratas escoceses, que se oponen a la independencia pero tienen posturas internas divergentes sobre la convocatoria de un referéndum. Los liberales decidirán en un congreso extraordinario el 30 de octubre si apoyan la convocatoria.

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El SNP gobierna en Escocia en minoría, por lo que necesita apoyos externos para que el Parlamento de Edimburgo convoque el referéndum. Aunque los sondeos pronostican que la independencia sería rechazada, la gran mayoría de los votantes está a favor del referéndum. Si el legislativo escocés lo convocara, se podría celebrar el 30 de noviembre de 2010, festividad de san Andrés, patrón de Escocia.

Salmond declaró ayer en un encuentro con corresponsales extranjeros en Londres que si el Parlamento no acepta la votación espera conseguir mayoría absoluta en 2011 para convocarlo.

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El SNP ha lanzado una campaña nacional de debates en numerosas poblaciones para debatir la independencia. Si en el pasado los argumentos giraban en torno a cuestiones identitarias, la balanza fiscal o el supuesto expolio del petróleo del mar del Norte, los independentistas se centran ahora en defender las ventajas prácticas de la independencia. Aunque en opinión de algunos la crisis financiera y el colapso económico de países que se consideraban modelos, como Irlanda o Islandia, han dañado las perspectivas de la independencia en Escocia, Alex Salmond defendió la tesis contraria al subrayar que la crisis ha puesto de relieve que Escocia depende de Westminster para tomar decisiones clave en momentos de crisis, como los estímulos fiscales para reactivar la economía, los niveles de inversión pública para reformar los servicios públicos, la capacidad del Gobierno autónomo de recurrir al endeudamiento para financiar obra pública o hacer cambios en los sistemas de ayudas sociales, pensiones o desgravaciones fiscales. Además de otros campos de importancia, como las infraestructuras para poder exportar al continente los excedentes de energía renovable del sistema escocés, una política de defensa sin armas nucleares o la llegada de estudiantes extranjeros, todo ello dependiente hoy de Londres.

El líder del SNP admitió que legalmente la independencia debe ser aprobada tanto por el Parlamento de Holyrood como por el de Westminster, pero dio por descontado que eso sería así sin ninguna duda si los independentistas ganaran un referéndum porque los políticos británicos siempre se han comprometido a aceptar la voluntad de los escoceses.

También dio por descontado que Escocia seguiría formando parte de la UE porque hay numerosos estudios que así lo sostienen, aunque admitió que no ha hecho una consulta a Bruselas.

Alex Salmond, líder del Partido Nacional Escocés y jefe del Gobierno autónomo, en 2007.
Alex Salmond, líder del Partido Nacional Escocés y jefe del Gobierno autónomo, en 2007.REUTERS

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