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Los indígenas se niegan a hablar con Uribe por llegar tarde a su cita

El presidente colombiano acudió con varias horas de retraso a su encuentro con los más de 30.000 congregados en Cali para reclamar derechos y tierras

Los indígenas se han negado este domingo a hablar con el presidente colombiano, Álvaro Uribe, por acudir con varias horas de retraso al encuentro que tenían programado frente al ayuntamiento de Cali, ciudad en la que están congregados los más de 30.000 nativos que llegaron a la ciudad tras la marcha de protesta que arrancó el pasado martes en el suroeste del país para reclamar la devolución de las tierras que consideran "ancestrales"-

La reunión estaba prevista a primera hora de la mañana para negociar una agenda de cinco puntos, entre ellos las violaciones de los derechos humanos y la crisis humanitaria que viven estos pueblos por los masivos desplazamientos motivados por el conflicto armado. Pero la noticia de la fuga del ex congresista Oscar Tulio Lizcano, rehén durante más de ocho años de las FARC, obligó a Uribe a replantear su agenda y reunirse con el ex rehén, el guerrillero con el que se escapó y los altos mandos militares, también en la ciudad de Cali.

El desacuerdo se produjo además porque Uribe decidió cambiar el lugar del encuentro y citar a los líderes indígenas en el auditorio de un canal de televisión regional, pero los convocados insistieron en que la cita debía celebrarse donde se había previsto, donde de hecho se desarrollaron los actos previstos (discursos y reclamaciones al Gobierno) con la silla del presidente vacía.

Finalmente, concluidas su reunión con el grupo del liberado Óscar Tulio y la rueda de prensa en la que el presidente se presentó junto al prófugo guerrillero, Uribe decidió ir hasta el lugar donde los nativos lo esperaban, pero cuando llegó ya estaban abandonando el lugar, no sin antes acusarlo de ser un paramilitar.

"Paraco, paraco" fueron los insultos que los nativos lanzaron al mandatario, quien les preguntó, con megáfono en mano, si era ese el diálogo que querían. Los indígenas, indignados con la demora, le negaron la palabra a Uribe y destruyeron la tarima desde la que se iba a dirigir el presidente a los congregados.

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