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El informe sobre la guerra de Líbano salva a Olmert

La Comisión Winograd arremete contra la gestión militar del conflicto

"Fracaso" fue el término repetido ayer hasta la saciedad por el ex juez Eliyahu Winograd, presidente de la comisión que ha investigado la guerra de Israel contra el movimiento chií libanés Hezbolá, en julio de 2006. El informe final es demoledor sobre el desempeño de las Fuerzas Armadas y muy crítico con el estamento político.

Según el texto, la indecisión marcó la guerra, "una gran oportunidad perdida"
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Pero la enorme expectación reinante en Jerusalén se centraba en la operación terrestre ordenada tres días antes del fin de la contienda, en la que perecieron 33 soldados. Y a este respecto, la comisión, designada por el propio Gobierno, lanzó un salvavidas al primer ministro, Ehud Olmert. "La decisión era prácticamente esencial. Proporcionó a Israel la necesaria flexibilidad diplomática", aseguró Winograd. Justamente la tesis de Olmert, que siempre ha insistido en la necesidad de esa ofensiva para reforzar la posición de su diplomacia cuando se negociaba la resolución de Naciones Unidas que puso fin a la guerra.

El norte de Israel estuvo paralizado desde el 13 de julio de 2006 hasta el 14 de agosto, las ciudades se convirtieron en desiertos, los ciudadanos sobrevivieron en refugios sin apenas atención del Ejército o de las instituciones, las Fuerzas Armadas fueron incapaces de detener el lanzamiento de cohetes Katiusha -más de 4.000- hasta el último día del conflicto. Por si fuera poco, el Gobierno se embarcó en la guerra precipitadamente, sin barajar alternativas y confiando, ciegamente, sólo en el poderío de la aviación.

Los errores del Ejército más poderoso de Oriente Próximo fueron sonados. Entre otros motivos porque Olmert anunció al inicio de las hostilidades que los objetivos eran desarmar a Hezbolá y liberar a los dos soldados capturados en la frontera norte. La milicia chií libanesa conservó gran parte de su arsenal. Y de los dos uniformados se ignora su paradero. "Israel se embarcó en una guerra que desató y que concluyó sin una clara victoria desde el punto de vista militar. Una organización pseudo-militar resistió al Ejército más poderoso de Oriente Medio durante semanas. Los resultados del conflicto tienen consecuencias de largo alcance para Israel y nuestros enemigos", enfatizó Winograd. "La indecisión", prosiguió, "continuó durante toda la guerra. No hubo un debate apropiado sobre sus objetivos durante semanas. Fue una gran oportunidad perdida". Todo esto, no obstante, ya se conocía desde la difusión del informe parcial, el 30 de abril de 2007.

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Lo que se aguardaba con sumo interés era lo que dictaminaría el informe final sobre la masiva operación terrestre que decidió el Ejecutivo en los tres últimos días del conflicto, cuando perecieron 33 soldados, cuyos familiares organizan protestas estos días ante las residencias del actual ministro de Defensa, Ehud Barak, y de la jefa de la diplomacia, Tzipi Livni, para que dimitan y fuercen la caída del Gobierno. La Comisión Winograd, constituida por un ex juez, dos profesores de Derecho y dos generales retirados, lanzó un capote a Olmert. "Los responsables políticos ya pasarán el examen público por su gestión del conflicto. El hecho de que no señalemos directamente a ninguna persona no significa que esa responsabilidad no exista". Otros -el entonces jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, y el ex ministro de Defensa, Amir Peretz- ya las asumieron. "Se produjo un gran retraso en la preparación de la operación terrestre, lo que redujo las opciones de Israel. El efecto fue que el Ejército no pudo maximizar los logros militares, sino que se vio envuelto en la ofensiva sólo después de que [la resolución de la ONU que decretó] el alto el fuego hiciera imposible cumplir su misión. Tanto los líderes políticos como militares son responsables por ello", dijo el ex juez Winograd.

Las comisiones de investigación en Israel han servido para que rueden cabezas de líderes políticos. Sucedió con Golda Meir después de la guerra de Yom Kipur (1973). Ariel Sharon fue forzado a abandonar la cartera de Defensa tras la matanza de palestinos en Sabra y Chatila (Beirut, 1982), y Shlomo Ben Ami, responsable de Seguridad Interior, acabó su carrera tras la muerte a tiros de 13 árabe-israelíes en 2000. Sin embargo, las recomendaciones que establecen las comisiones caen en el vacío. Los analistas coinciden. Se han convertido en un escudo protector para que corra el tiempo en beneficio de los dirigentes y para que las instituciones eludan sus competencias. Y todo indica que, en esta ocasión, el principal objetivo de las indagaciones seguirá en su puesto.

Soldados israelíes camino de un pueblo al sur de Líbano, en 2006.
Soldados israelíes camino de un pueblo al sur de Líbano, en 2006.AP
La derecha e izquierda piden al primer ministro que dimita tras los resultados del informe sobre la guerra del Líbano de 2006.Vídeo: ATLAS

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